Se siente pena ajena escribir durante días enteros sobre el serio desbarajuste que dejara la anterior administración. Nada más escarban la superficie y aparecen un mayor número de anomalías. Es un período histórico para el estado de Veracruz la compleja gestión del desplume financiero realizado por el gobierno de Fidel Herrera Beltrán.
Por norma y ética periodística no se debiera escribir sobre una autoridad que no está presente, y por lo tanto, no puede defenderse. Una regla que se ha seguido durante los últimos cinco sexenios estatales. Podemos presumir en este medio que los ex gobernadores son buenos amigos, como el caso específico de Fidel Herrera Beltrán, pero lamentablemente sus enemigos políticos y el fuego amigo de sus ex colaboradores se han encargado en destapar los más variados cochineros.
Todo lo que parece como nuevo es viejo. Siempre se supo que la manera de compensar favores y servicios era a través del otorgamiento de obras sin que estas fueran licitadas. Lo de los concursos eran un mito, ya que de antemano estaban asignadas.
Se le olvidó al Tío Fide que son los mismos burócratas los que operaban en su administración y que tienen varios sexenios de estar trabajando en el gobierno. Ellos mismos reconocen que durante la administración de Herrera Beltrán, es cuando se cometieron el mayor número de violaciones, ardides, trampas y tramoyas para que se abultaran los costos y que los empresarios consentidos tuvieran las mejores obras y las mayores ganancias.
Era una práctica que existió en el pasado, pero que en esta ocasión se superaron todas las marcas existentes… se volaron la barda.
Justo reconocer que hubo funcionarios en la Contraloría y en las direcciones de Obras Públicas y Comunicaciones, que presentaron desde un principio sus renuncias, ante el justificado temor de tener que afrontar graves responsabilidades de índole administrativa y hasta penal.
Las notas periodísticas de las últimas semanas sobre la escandalosa deuda que dejaron las anteriores autoridades y sobre la serie de irregularidades de empresas constructoras que trabajaron sin ninguna licitación y mucho menos con contratos, se han vuelto noticias tan comunes que ya no ameritan ser destacadas.
Lo cierto es que se vivió una borrachera de poder y de dispendios impresionantes. Sin las fabulosas mentiras del sexenio anterior, los veracruzanos se hubieran muerto de desesperación y aburrimiento. Solo las mujeres y los médicos saben cuan bienhechoras son las mentiras.
El funcionario sabe que de vez en cuando hay que decir una verdad para que le crean cuando miente. La fuerza del gobernante no es en realidad más que la fuerza de los que se dejan gobernar.
Tratar de entender al ex gobernador Herrera Beltrán es muy complicado, es una especie de mezcla de muchas personas, muy diferentes unas de otras.
Fidel Herrera sabía darle sabor y pimienta a su gobierno, nunca se había visto a un gobernador que encabezara el desfile del carnaval. Lo único que le faltó fue subirse al carro de la reina. Es un político fuera de serie, una variedad como servidor público. Con el sentido del humor del cuenqueño. “ Del come cuando hay”, con el que resulta difícil enojarse por su misma idiosincrasia.
Increíble es que ahora la gente lo extraña. Fidel es su propio yo, es a la vez su amigo y su enemigo…solo es él mismo, su propia sombra.
Apelamos al tradicional símbolo fidelista de “Paz y Amor”, en verdad resulta tedioso y monótono escribir sobre estas genéricas actividades ilegales, donde a diario se descubren nuevos y mayores ilícitos.
La ligereza con que se actuó de manera ilegal fue de profesionales doctorados, pero lamentablemente dejaron pistas de principiantes. Como bandoleros resultaron reprobados, como futuros banqueros tienen mención honorífica.
Esa idea de los políticos que se escriba bien o mal de ellos, pero que se escriba para que no los olviden, en este caso específico es desgastante para el periodista.
Olvidar lo malo, es también tener memoria.