Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Educación para llorar
2011-08-01 | 20:40:07
En el estado de Veracruz han proliferado las instituciones educativas privadas como un simple negocio, en lo único que se exige es que el alumno para obtener un certificado de secundaria, bachillerato o un título profesional, es que tenga suficientes recursos para obtener el papel de graduado.
Las populares universidades “patito” que dan toda clase de facilidades para que el estudiante pueda obtener el grado que busca, siempre y cuando, esté al corriente de sus pagos de inscripciones, colegiaturas y gastos extraordinarios de períodos vacacionales y lo que surja de inventadas $$$eventualidades.
Los centros de estudios superiores de los Estados Unidos ya no expiden títulos profesionales sino certificados, estos acreditan que el estudiante cursó los conocimientos que se requieren, pero no le conceden el carácter de profesional, ni el derecho para ejercer una profesión. Las universidades estadunidenses si bien pueden juzgar que dicha persona posee los estudios, pero desconoce si tiene la capacidad de aplicarlos de una manera correcta.
En países desarrollados se han establecido normas para evitar que estas personas con un quimérico título profesional, puedan lucrar o desarrollar trabajos para los cuales no están debidamente capacitados y para ello han establecido como requerimiento que obtengan su licencia en la especialidad que quieran trabajar. Para obtener esta licencia profesional tienen que demostrar que cuenta con la experiencia suficiente y que aprobó un examen ante un colegio que patentice que sabe aplicar y lo hace con responsabilidad los conocimientos adquiridos. De allí surgieron los colegios de ingenieros, arquitectos, periodistas, notarios , etc. etc.
Es un foco rojo para el rector Arias Lovillo que debiera promover para que ciertas escuelas de la UV no ocupen los últimos lugares de las calificaciones universitarias. El colegiado se ha convertido en un requisito para desarrollar una actividad de carácter profesional. De manera especial cuando se exige una especialidad, práctica que existe entre otras carreras las de Medicina, Ingeniería y Biología.
La idea de exigir un trabajo de tesis profesional y de presentar un examen ante un jurado era una de las pruebas que tenía el graduado para acreditar el manejo responsable de los conocimientos y el dominio de esas capacidades.
La copia descarada de estos trabajos de tesis profesionales presentados en otras época y que fueron realizados en otras universidades, así como la complacencia de los jurados en estos exámenes, fue el pretexto de las universidades “patito”, que permitieron omitir estos requisitos para obtener un título profesional.
Se dio el caso en la ciudad de Xalapa de maestros universitarios que presentaban exámenes finales de los políticos que buscaban un título profesional, ya sea para vestir su expediente curricular o como requisito para un cargo en el gobierno. La problemática académica en nuestro país adquiere una gran gravedad, ya que según el último informe de la Secretaría del Trabajo, el 45 por ciento de los mexicanos que poseen un título profesional desarrollan una labor muy ajena para los estudios universitarios que realizaron.
Abogados que trabajan como taxistas, médicos que laboran como vendedores de bienes raíces, ingenieros dedicados a operaciones de seguridad, personas que poseen académicos con grados hasta de maestrías, aparecen en las nóminas como simples asalariados desarrollando trabajos como obreros, operarios, meseros, repartidores, guaruras, etc.
La prueba que presentaron los miles de normalistas para acceder a una plaza de maestro federal fue caótica, de acuerdo a los exámenes finales de algunas materias básicas, donde el 80 por ciento de los aspirantes resultaron reprobados.
La educación en el país está para llorar.

El poético beso

La foto que le dio la vuelta al mundo oficial, es la del beso del poeta Javier Sicilia al senador Manlio Fabio Beltrones, el candidato priista más fuerte de la vieja clase política que busca el retorno del tricolor al Poder Ejecutivo Federal, muy ajena a los costosos reflectores televisivos del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto. La negativa herencia política de su tío Arturo Montiel, será nuevamente el arma mortal para desbancarlo de su adelantada candidatura. Eso ocurrirá de acuerdo a lo planeado en el mes de noviembre.

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