Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Poza Rica, un elefante blanco
2011-07-06 | 21:11:52
El norte de Veracruz se ha convertido en una zona donde la corrupción impera, después del serio fracaso de Pemex en el paleocanal de Chicontepec, donde inicialmente llegaron cerca de un centenar de compañías nacionales y extranjeras, actualmente quedan menos de una decena.
Pareciera que este mal de abusos y corruptelas se contagia y las nuevas autoridades de los ayuntamientos siguieron la misma línea de corrupción y deterioro de anteriores administraciones .
El caso del municipio de Ozuluama, que tuvo como presidente a Iván Villegas Arévalo, con desvíos de 14 millones en el 2009 y 30 millones el año pasado. Dio paso al surgimiento de un nuevo parque familiar de maquinaria. El nuevo alcalde, su hermano menor, Hatzael Villegas, es el encargado de proteger este nuevo patrimonio. Algo parecido ocurre en el Ayuntamiento de Poza Rica, donde los nuevos ediles se convirtieron en flamantes contratistas, siguiendo el ejemplo que les dejara el pasado alcalde, doctor Pablo Anaya, que cuenta con varias empresas constructoras que colaboran en los programas de desarrollo de Alfredo Gándara.
Poza Rica se ha convertido en un elefante blanco para la principal paraestatal del país, es mayor el número de empleados jubilados que el perezoso personal en activo, dominado por el sector administrativo, ya que los técnicos reconocen que el oro negro, solo existe en los costosos proyectos de los ambiciosos directivos.

Lo inverso a Calderón

El pasado cuatro de julio, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, decidió bajar el precio de la gasolina, medio dólar por galón. Echó mano de la reserva estratégica de petróleo y colocó en el mercado 60 millones de barriles.
El precio del crudo cayó de cien dólares a ochenta. Al revés de Calderón los gasolinazos en los Estados Unidos son a la inversa. Son todo lo contrario a lo que ocurre en nuestro país.

Cinismo político

De todo lo que se ha escrito sobre las pasadas elecciones donde aplastó el PRI a los partidos de oposición, la columna de Denise Maerker, egresada de la UNAM, que atinadamente la tituló “Involución Democrática”, es la más apegada a la realidad electoral.
“Campañas sin pasión y a la antigüita. Fueron muy aburridas y nunca lograron interesar a grupos no organizados de la sociedad. La política quedó confinada a los grupos cercanos a sus partidos y en sus clientelas respectivas. Los candidatos según sus capacidades económicas y de movilización, hicieron día tras día, mítines en pueblos y municipios, más o menos acarreados, pase de lista, sandwich y regalito de salida. Los estados, al igual que hace décadas, terminaron inundados con pendones y fotos de los candidatos hasta el más recóndito lugar”.
Las reglas en los procesos electorales no se cumplen. La debilidad de los institutos electorales por su dependencia con los gobiernos locales es evidente y no impide que se rompan las normas. Los topes de gastos de campaña se han vuelto letra muerta.
Ninguna autoridad tiene la capacidad de poner un alto al derroche de dinero en las campañas. La compra de votos, entrega de materiales de construcción, tinacos y despensas. Los partidos tienen dinero y los gobiernos usan los recursos públicos.
Es el retorno a una etapa supuestamente superada.
Es el cinismo de una codiciosa clase política.
Es una democracia que nos tomó décadas construir y ahora vemos como se desbarata. Vivimos una involución política.

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