¿Qué hay detrás de la renuncia del general de División, Sergio López Esquer? Militar que estuvo a finales del sexenio del licenciado Miguel Alemán como responsable de la zona militar establecida en la Boticaria del puerto de Veracruz. Conocía perfectamente la región sureste del país. Persona que figuró en la terna como titular de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Su cambio se había venido especulando durante varias semanas. Era obvia la fuerte relación existente entre el licenciado Arturo Bermúdez Zurita con el gobernador Javier Duarte de Ochoa. Su función como subsecretario era la del funcionario de mayor confianza en el área de seguridad para el Ejecutivo estatal.
El divisionario López Esquer era una herencia de la pasada administración estatal. Podría ser el primero del testamento de Fidel Herrera.
No se puede dejar al margen que era un recomendado del general Guillermo Galván, secretario de la Defensa Nacional, militar con una maestría en Ingeniería Electrónica del Tecnológico de Monterrey y responsable de la seguridad nacional.
Se destaca con este nuevo nombramiento del licenciado Bermúdez Zurita, la decisión del gobernante veracruzano de combatir al crimen organizado y jugársela al lado del presidente Felipe Calderón, en esta brutal y sangrienta guerra en contra de los cárteles del narcotráfico.

Pugna por una terminal en Tuxpan

Una fuerte controversia existe sobre la construcción de una terminal de contenedores en el puerto de Tuxpan. No obstante que la empresa encargada de esta obra, SSA México, había presentado un proyecto que respetaba la zona de manglares que abarca dicho terreno de cuarenta hectáreas, la Secretaría del Medio Ambiente rechazó dichos estudios oceanográficos, ecológicos e hidrológicos que respetaba el impacto ambiental.
En medio de este conflicto se encuentra el alcalde Alberto Silva, interesado en atraer nuevas inversiones a su municipio. Lo extraño es que ese mismo lugar ya contaba con el visto bueno para construir una terminal marítima.
Al parecer existen otros intereses en bloquear esa obra.

Nada los detiene

Con los resultados de las elecciones del pasado domingo se dio la voz de arranque de las campañas presidenciales. Con un PRI victorioso y bien posicionado en la mayoría de los estados, con un PAN sumido por la absurda guerra de Felipe Calderón en un tercer lugar y con un PRD desconcertado por el rotundo fracaso de sus estrategias.
Nadie detiene a Enrique Peña Nieto y Ernesto Cordero para armar desde ahora a sus equipos partidistas experimentados en el trabajo preelectoral. Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard deben decidir quién tiene mayores posibilidades. Saben que los partidos en alianza de la llamada izquierda no existen y carecen de toda fuerza para obtener el triunfo.
El pueblo que quiere el cambio, votará por la persona.
En el PRI el voto duro es la base de todo el esquema. Sea quien sea, ellos, --los militantes y su poderosa estructura--, garantizan la victoria.
El PAN está condenado a la tercera posición. En cualquier encuesta se ubican en el último lugar. Lo mismo que le pasó a Roberto Madrazo en el 2006.
Eruviel Ávila, el nuevo gobernador mexiquense cuenta con viejos amigos dentro del equipo de trabajo de Javier Duarte de Ochoa.