El próximo domingo se renovarán tres gubernaturas, 50 diputaciones y un centenar de ayuntamientos. Es el experimento previo a la gran batalla del 2012.
Pareciera que después del gran conflicto electoral del 2006, los comicios estatales se desarrollan con cierta normalidad. Como si existiera un cierto conformismo y desinterés por los resultados electorales en las diversas entidades. El control y el poder de decisión de la Federación en la gran mayoría de los aspectos políticos, sociales y económicos es lo que centraliza este quehacer comicial.
En pasados sexenios se vivía en estas épocas preelectorales, un ambiente de intranquilidad y el justificado temor, que se desbordarán los conflictos y surgiera la violencia. El grado de apatía se refleja en el elevado número de personas que dejaron de emitir su voto. Lo ocurrido en el 2006 fue un parte aguas en la credibilidad de las instituciones y para muchos esa inolvidable frustración del engaño los alejó de volver a participar. Si se regresa a los tiempos del carro completo del PRI, sería otro agravante para que el abstencionismo sea mayor.
En esta ocasión operó más el hígado que el cerebro. Felipe Calderón se opuso a que declinara el candidato panista Bravo Mena, a favor del perredista Alejandro Encinas, porque eso beneficiaría a López Obrador, prefirió que ganara Eruviel Ávila y con ello le despejó el camino a Enrique Peña Nieto.

Cuerpo sano, mente sana.

Es sin duda el evento deportivo más importante del estado de Veracruz. Reunir en un torneo de futbol a más de dos mil quinientos jugadores distribuidos en diversas categorías, con la participación de trece municipios, ha convertido al Torneo de Barrios del Diario del Istmo en la competencia más esperada para la zona sur de la entidad. Es la mejor fórmula para alejar a las nuevas generaciones de los centros de vicio y crear una nueva conciencia de la necesidad de superarse a través del deporte. Es la mejor cantera para reforzar en un futuro mediato a los equipos profesionales y crear la ilusión de los jóvenes de encontrar en esta destreza física del balompié una nueva ruta que sirva de ejemplo y delegar las virtudes más fuertes del espíritu.

Un buen samaritano

Antenoche terminó el período del notario Carlos Campos Echevarría, como presidente del Club Rotario del puerto de Veracruz. La labor desarrollada tuvo en la comunidad porteña y alrededores su trascendencia. Una tarea callada sin reflectores, en las que se repartieron media centena de sillas de ruedas, más de un centenar de modernas y equipadas tiendas de campaña,--donde aún viven los afectados por el huracán Karl--, operaciones cerebrales para combatir la epilepsia, cirugías a corazón abierto, reparto semanal de cenas a familiares de pacientes que duermen en la calle fuera del hospital y un sinnúmero de acciones con el único propósito de servir.
Acciones que demuestran el amor a la vida y que encierran una gran voluntad.
Fue una emotiva velada donde se hizo patente el fuerte lazo de amistad entre los seres humanos que tienen como compañía el dolor. Sentimientos que demuestran la madurez del espíritu.
Campos Echevarría egresado de la Libre de Derecho, dejó huella en su gestión como distinguido miembro del Club Rotario, es de esas personas que no esperan a descubrir las necesidades, sino que se anticipa en su tarea de ayudar. Hizo mención al Cristo, que existe en la población del Callao, en Perú, estatua que fue encontrada entre escombros después de un terremoto, sin manos. Él afirma que ahora son los rotarios esas extremidades, donde nace la voluntad de servir y hacer felices a otros. La empresa emprendida por Carlos Campos, no tiene fecha de prescripción, no consiste en solo levantar al débil, sino en la necesidad de sostenerlo.