Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Mala suerte
2011-04-19 | 21:49:19
Tenía que ser en plenas vacaciones. Cuando se habían tomado las medidas de seguridad y con una ocupación hotelera del cien por ciento en los ocho mil cuartos que cuenta la zona conurbada de Veracruz y Boca del Río.
Arrancando la Semana Mayor vino el encuentro sangriento de las fuerzas federales con los malosos en una sobrepoblada zona habitacional del norte del puerto.
Para la mala suerte se le dio una amplia difusión al evento, y aquellos románticos pasajes de las noches tibias y calladas tendrán que pasar a la historia.
El tradicional buen ambiente y la alegría de los porteños empezó a cambiar con este nuevo espíritu de tragedia que domina a una gran parte del territorio del país.
Horas antes corría por las diversas fuentes noticiosas una noticia falsa sobre el descubrimiento de dos autobuses del ADO con cadáveres en su interior y la ubicación en un rancho, propiedad de un legislador federal priista.
Hay un enfermizo interés en perjudicar a la entidad veracruzana en uno de los renglones básicos de su economía, como es el turismo y crear una mala imagen de una falta de control oficial en el aspecto de la seguridad.

Los ases de la maestra

Elba Esther Gordillo tiene solo dos cartas para el 2012. Y son este orden: Primero con Marcelo Hebrard y lo que le pida Manuel Camacho al que considera como su creador. En segundo término sería con el PRI de Enrique Peña Nieto.
Al parecer la líder perpetua del magisterio con el PAN no quiere saber nada.
En Veracruz lo demostró al jugar las contras de su aliado y seguidor, Miguel Ángel Yunes Linares. Y el sustancioso pago fue la Secretaría de Finanzas.
Para la presidencia ya enseñó sus dos cartas.

Viraje de la Iglesia

La cúpula de la Iglesia Católica Mexicana empezó a buscar acercamientos con miembros de los partidos de izquierda, con el fin de llegar a ciertos acuerdos políticos, para apoyar induciendo discretamente los próximos comicios presidenciales.
Se les hizo muy extraño a los analistas políticos de la ciudad capital, el hecho de ser antes los principales antagonistas y ahora el exótico ofrecimiento de convertirse en sus seguidores políticos.
Y como prueba de que iban en serio en este sospechoso avecinamiento, tanto en las homilías dominicales como durante las pláticas posteriores al evangelio, se empezó a criticar duramente las acciones gubernamentales.
¿Qué había detrás de todo ello?
El crecimiento de las iglesias evangélicas, protestantes y de todo tipo novedoso de religiones era apoyado por las instancias oficiales del gobierno panista.
No se trataba de respetar simplemente de la libertad de culto que existe en nuestras leyes. Algo más serio había trascendido, y es que la familia presidencial profesa otra religión ajena a la católica romana de la mayoría del pueblo mexicano.
Una acción muy personal, que se debiera respetar. Pero para la cúpula eclesiástica la consideran como una dolosa trama y no la perdonan. Si bien nuestras normas constitucionales prohiben al presidente de la República manifestarse públicamente por alguna iglesia, como ocurría de forma violatoria con su antecesor Vicente Fox y con el propio Carlos Salinas de Gortari, que de manera interesada había restablecido las relaciones diplomáticas con el Vaticano.
Ahora es diferente, de allí el viraje de 180 grados de los cardenales y el obispado mexicano por buscar una identificación con los partidos políticos de la izquierda y su candidato. Ahora consideran a la pobreza como que está más acorde con las enseñanzas del Gran Maestro. Con el PRI existe algo que se desconoce y que no concuerda con los lineamientos que reciben del Vaticano. Allí se concentra la clase empresarial.
En el curso de esta Semana Santa, se hará más evidente este divorcio entre dos grandes aliados en el deteriorado quehacer político nacional.

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