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Las revelaciones de los documentos de WikiLeaks se han convertido en una pesadilla, tanto para el gobierno del presidente Calderón como para el líder nacional del PRI, Humberto Moreira, al dar a conocer que desde la década de los noventas se había establecido una alianza política entre los dos partidos mayoritarios y que esta había sido ideada por el lado del tricolor, por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari y por los azules por Diego Fernández de Cevallos.
Y lo más grave es que esta coalición de intereses políticos sigue vigente.
Hoy en día se está fraguando en el estado de México.
Dichos documentos de WikiLeaks muestran el carácter perverso y el modo especial que esta funciona. Fue el PAN quien le hizo ver al PRI que con Carlos Madrazo estaban perdidos y que la alianza debía ponerse en movimiento en contra de una izquierda pujante, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, que los amenazaba a ambos. Los priístas lo aceptaron y decidieron que Felipe Calderón sería su abanderado.
Ellos aprobaron la elección fraudulenta del 2006 y lo apoyaron para que protestara en el Congreso de la Unión. El acuerdo es que Manlio Fabio Beltrones actuaría como un vicepresidente de facto en el gobierno federal.
Madrazo Pintado fue una víctima de los propios priístas, de allí nació el Tucom (Todos unidos contra Madrazo) o la leyenda de la profesora Elba Esther Gordillo, “Tú, le crees a Madrazo”.
El PRI nunca ha podido actuar como un partido de oposición, como lo revelan los papeles dados a conocer por Wikileaks. En sus cuadros existe una identificación con la clase empresarial, no existe el calificado político pobre dentro del Institucional.
En el propio estado de Veracruz, sus líderes estatales pertenecen a la clase alta, Jorge Carvallo y Héctor Yunes son un buen ejemplo. El minatitleco Ranulfo Márquez con su guayabera aparentaba representar a la marginada políticamente, clase media.
Enrique Peña Nieto podría ser la nueva alianza del PRI y del PAN, de allí el acercamiento existente entre el gobernante mexiquense con el gobierno calderonista. No hay evento o foto en que no salgan juntos.
Decía don Adolfo Ruiz Cortines, que las partidas políticas son a un largo plazo, como la carambola en una partida de billar, se van acomodando las bolas para que se pueda hacer la jugada maestra de tres bandas.
Nunca se esperó que su secretario de Trabajo, Adolfo López Mateos, fuera el elegido para que lo sucediera.
No se olvida aquella frase de “perdimos compadre”, dirigida a los miembros de su gabinete, a los que había animado para que participaran en la sucesión presidencial.
Si aparentemente hay muchas diferencias entre el PRI y el PAN, a ambos los unifica combatir al enemigo común que representa la izquierda.
En México sólo existen dos fuerzas, la derecha encarnada por el PAN y el PRI, que son una verdadera alianza política y la izquierda, que más que un grupo de pequeños partidos políticos se concentra en un movimiento de masas.


LOS RICOS NO QUIEREN PAGAR

Sobre la Reforma Fiscal, propuesta por la bancada priísta en el Senado, los industriales y empresarios empezaron a rajarse y se inclinan por apoyar una nueva propuesta del PAN que acepta reducir el IVA al 12 por ciento, pero que no exenta ni alimentos y medicinas de ese impuesto.
Se llega a lo mismo, que sean los propios contribuyentes y de manera especial, la clase marginada, los que sigan pagando más impuestos.
La clase alta no acepta perder sus privilegios, por eso apoyaron a Felipe Calderón a que llegara a ser el Presidente de la República.
Por el otro lado el peso se revalúa.
Las bajas tasas de interés en los Estados Unidos provocaron el movimiento de los capitales a otros países, entre ellos México. Al grado que las reservas internacionales crecieron hasta 116 mil millones de dólares.
El peso mexicano se revalúa y se encarece frente a la divisa estadounidense. Este fortalecimiento favorece las importaciones pues las abarata. Un sinnúmero de productos y artículos extranjeros podrían bajar de precio, entre ellos los automóviles.
Lo único grave es que las exportaciones las hace menos competitivas.



EL NUEVO VERACRUZ

Gracias al libro de la periodista Anabel Hernández, “Los señores del Narco”, ahora se sabe que hace tiempo el gobierno de los Estados Unidos y su dependencia especializada la DEA, conoce los nombres y apellidos de los políticos mexicanos y las autoridades policíacas y militares, que trabajan de común acuerdo con los diversos cárteles de la droga.
Lo extraño es que para estos miembros de la clase política mexicana y personajes del sector oficial, en ningún momento el gobierno estadounidense ha pedido su captura y mucho menos su extradición. Todo lo contrario de lo puntillosos que han sido con los jefes y segundones del crimen organizado.
Es preocupante el sentido oculto de los compromisos que se tienen con la Casa Blanca, para que siga el baño de sangre porque detrás de los 34 mil muertos de la carnicería desatada, existe una familia mexicana que sufrió la perdida de un ser querido; sea narco, policía o marino.
Surgen las dudas sobre la existencia de algún pacto político para que sean intocables los miembros del “gabinete de seguridad” del presidente Felipe Calderón, no obstante el fracaso de la guerra contra el crimen organizado.
Al día siguiente del hecho más violento ocurrido en la entidad veracruzana, una empresa televisora de España, en su noticiero principal, manejó el número de 28 muertos en la ciudad de Xalapa, no obstante salieron los boletines y comunicados de la Secretaría de la Defensa Nacional, donde se redujo el número de víctimas a la mitad y se ocultó la identidad de los mismos.