Es necesario comentarlo como va.
Sin maquillaje burocrático y mucho menos disfrazando la cruda realidad. El proyecto de Pemex en el paleocanal de Chicontepec como está planteado no conduce más que al fracaso.
O se detiene o se proyecta de otra manera muy diferente.
Como se está llevando a cabo sólo ganan las trasnacionales contratadas y todas las pérdidas son para la paraestatal.
Chicontepec no resulta ningún negocio rentable.
El costo de cada barril extraído es de 17 dólares, cuando el promedio en el mundo no llega a los tres dólares.
Se llevan gastados cuatro mil quinientos millones de dólares, cuyos beneficios se trasladan a las empresas trasnacionales contratadas. Con todo ese dinero el norte del estado veracruzano se habría transformado en una bella región del primer mundo.
En los contratos se estableció que se les pagaría en función del ingreso que genere la venta de gas, petróleo y otros derivados. Pero la realidad es otra y no hay nada claro.
La Auditoria Superior de la Federación ha encontrado serias irregularidades que van desde el pago excesivo de contratos, así como la adjudicación directa sin concursos de licitación.
El Veracruz petrolero está sumido en la corrupción.

El tiempo maya

El calendario maya es de una exactitud sorprendente. Tenía 365 días y seis horas que es el tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta al sol.
El planeta por su movimiento de translación daba lugar a las cuatro estaciones del año. Constaba de 18 meses de 20 días, que sumaban los 360, más los cinco días extras.
Cada cuatro años se le agregaba un día para hacer el ajuste de las seis horas que se atrasaba anualmente, para dar lo que ahora llamamos año bisiesto.
Resulta que era el calendario más puntual que el que usaban en Europa en aquella época. Todas las civilizaciones del planeta tuvieron que adaptarse a los tiempos mayas.
De acuerdo a su cronología, la era actual comenzó el 12 de agosto del año 3114 a.C. y terminará el 22 de diciembre de 2012.
Lo grave es que son tan precisos que hasta ahora no se han equivocado en cuanto al manejo del tiempo.
En cuanto a las profecías, antes de que naciera Cristóbal Colón y convenciera a los Reyes Católicos para descubrir el Nuevo Mundo, un indio llamado Ah Cambal, de oficio Chilam, dijo públicamente que vendría gente del otro lado del océano y que les predicaría sobre un nuevo dios, que tenía la virtud de un palo que por su forma entrecruzada, en su lengua llamaban Vamonché, (la Cruz), combatiría a los demonios.
La venida de los españoles la vaticinaron décadas antes, cuando aún creían los jerarcas y científicos del Viejo Mundo que la Tierra era plana. El mismo personaje anunció la llegada de venados grandes, que así llamaban a las vacas.
Ni en el tiempo, ni en lo que profetizaron que ocurrirá el próximo año, han errado.

Otra patada

Han asegurado que no es nada personal.
Pero, le resulta extraño al columnista que cuando existe un evento noticioso que por su propia naturaleza y complicada realización no tiene la menor posibilidad de llegar a tener algún éxito periodístico, al único que comisionan para cubrir estos hechos adversos y extravagantes es a Maquiavelo. Los directivos de esta empresa editorial aseguran que han sido simples coincidencias.
¿Qué no hay otro?
Si estalla en erupción un volcán, si buscan reportajes de las zonas devastadas por terremotos o tsunamis, si hay graves riesgos de epidemias o la desaparición de regiones del planeta por el calentamiento global, ya se sabe de antemano entre los numerosos miembros de la redacción, que será al viejo y olvidado columnista Maquiavelo, el elegido para cubrir dicha chocante y singular misión.
Ya tienen varios días que sacaron la columna del veterano periodista de la página dos y la refundieron en algún espacio perdido de esta edición. Pero ellos aseguran y reiteran que no es nada personal.
Por estas inexplicables y dictatoriales razones esta columna no aparecerá la próxima semana. El once de abril estaremos de nuevo presentes.