Es un comentario que se repite cada sexenio donde se advierte que el gobierno de los Estados Unidos de cierta manera, decide quién va a ser el próximo presidente de México.
Sin contar con la existencia de pruebas irrebatibles, se asegura en círculos selectos de la clase política de México, la expansiva participación de los servicios de inteligencia norteamericana para apoyar al político mexicano que más les conviene de acuerdo a sus fuertes intereses.
Dentro de este esquema yanqui los panistas son a los que mejor afinidad les reconocen. Con la derecha en el poder, tienen garantizada la apertura comercial y la inversión en áreas estratégicas, como son los recursos petroleros. Para Barack Obama y su embajador Carlos Pascual, Felipe Calderón no le es simpático, pero lo seguirán utilizando ya que se trata de un colaborador complaciente y es el que sigue pagando los platos rotos de una sociedad americana adicta a las drogas.
Para algunos priístas este sutil apoyo del vecino país norteño se convierte es un grave obstáculo, como son los antecedentes de Manuel Bartlett como secretario de Gobernación y para Manlio Fabio Beltrones, como gobernador de Sonora, entidad conflictiva por el cultivo de enervantes.
Fidel Herrera por estas y otras razones intervencionistas, ha cultivado buenas relaciones con algunos gobernadores fronterizos norteamericanos. Afirma el cuenqueño que hasta lo confunden con el alcalde de la ciudad de Los Ángeles, de ascendencia mexico-norteamericana.
En el sofisticado mundo de Hollywood también tiene su pegue el veracruzano. Mel Gibson hasta podría ser su compadre.
Dentro de las pesadillas vividas por la serie de denuncias que aún tiene el ex gobernador veracruzano, se supone que en algún caso extremo, buscaría el asilo político en los Estados Unidos, como salida, ya que cuenta con una residencia a donde llegar.
Cuando menos el tío Fidel para la “grande” no tendría el veto. Como es el caso de los candidatos de la izquierda.
Para ciertos analistas extranjeros pareciera por las últimas advertencias de la Casa Blanca hacia México, reflejan por su frecuencia y secuencia, como se prepara una acción militar en la zona fronteriza y terminar de golpe con la violencia desatada en la guerra del presidente Felipe Calderón con los cárteles de los narcotraficantes.
En el informe que recibieron los legisladores del congreso estadounidense se señala que el ambiente de violencia en México es cada vez más brutal y con características de terrorismo e insurgencia. Advierten el incremento del poder de los cárteles y la incapacidad del gobierno mexicano para contenerlo.
Desde la declaración del subsecretario del Ejército norteamericano, Joseph Westphal, que reveló que los jefes de la droga encabezan un nuevo tipo de insurgencia para alcanzar el poder. Sobre este tema, Janet Napolitano, encargada de la seguridad interior de los Estados Unidos, prefirió no hablar más del tema por tratarse de un asunto de inteligencia sumamente delicado. La violencia en México representa una amenaza para los Estados Unidos, por lo que se pudiera tomar como un buen pretexto para intervenir en el futuro político de México y participar en el proceso electoral del 2012, como lo ha venido haciendo con los gobiernos priístas y panistas.

Dobletearon sueldos
Durante los primeros cinco años del gobierno de Fidel Herrera se duplicó la partida de salarios y prestaciones que recibió la alta burocracia. Según datos de la Auditoría Superior de la Federación al iniciar su gestión se erogaban 10 mil millones de pesos, para el 2009, el gasto en emolumentos para los burócratas fue superior a los 19 mil millones.
Si bien es cierto que la gran mayoría de los servidores públicos se encuentran en la ciudad de Xalapa, no existe ninguna explicación para que votaran el año pasado en contra.
Si Fidel Herrera les había mejorado su situación económica hubo algo raro para que no supieran corresponderle.
Las últimas versiones es que no les llegó ese aumento del cien por ciento a sus bolsillos. Los diez mil millones de pesos extras se fueron a otras alcancías.