Durante semanas y días se ha estado manejando en diversos medios no comprometidos la impresionante deuda que dejará el gobierno anterior a la administración de Javier Duarte de Ochoa.
Por algunas razones se ha omitido algo que resulta aún más grave para los veracruzanos, que es el excesivo endeudamiento de los municipios, ya que estos débitos afectan directamente a los grupos locales.
No existe en ninguno de los 212 ayuntamientos que haya reportado que no tiene registros pendientes por pagar y que cuenta con el dinero suficiente para sufragar los eventos de este inicio de administración municipal. Si los ayuntamientos fueran empresas estarían en quiebra total.
El mal ejemplo dado por el gobernador Herrera Beltrán cundió entre un elevado número de los anteriores presidentes municipales despilfarrando esos dineros públicos y en la gran mayoría de los casos hipotecando el futuro.
El federalismo en nuestro país ha traído derechos económicos a los estados y municipios, pero al igual, dichas instituciones tienen sus fuertes obligaciones.
Se ha dado a conocer una larga lista de alcaldes corruptos que desviaron recursos públicos, pero se oculta y se maquilla los números rojos de los pasivos. En la gran mayoría de los ayuntamientos ni siquiera han pagado sus compromisos fiscales. Ya están acostumbrados los alcaldes a endeudarse, confiados que las nuevas autoridades tendrán que solicitar el rescate financiero tanto del gobierno federal como el estatal. Un círculo vicioso.
Saludable es que la Contraloría del Estado, cuyo titular Iván López Hernández, diera a conocer al mismo tiempo que los desvíos de dinero, las grandes deudas que adquirieron de manera irresponsable los ayuntamientos veracruzanos y que autorizaron imprudentemente los diputados locales.

Un exmarine en el crimen
Dentro de las investigaciones sobre el crimen en las carreteras de San Luis Potosí del agente norteamericano Jaime Zapata, resulta que uno de los involucrados es Ranferi Osorio, un exmarine norteamericano que operó en la guerra que sostuvieron los Estados Unidos en Irak y Afganistán. Su récord señala que trabajó durante más de ocho años al servicio de los marines.
Otro de sus compañeros es Kevin León Morrison, ellos compraban armas en las tiendas ubicadas en los suburbios de Dallas y las revendían a diferentes cárteles del narco y las aseguraban borrando los números de serie que las identificaban. Con una de esas armas mandaron al otro mundo a su compatriota que laboraba como espía del gobierno estadounidense.

Prueba no superada
Desde hace dos mil años los indios mayas han profetizado el fin de la humanidad en una fecha que se encuentra por horas entre el 21 y el 22 de diciembre. Pareciera que al aproximarse ese día se agudizan los desastres naturales y aunados a ellos la codicia, la corrupción, el colapso económico y la violencia.
El reloj de la cuenta regresiva sigue su marcha.
Mientras esto ocurre, un equipo de científicos en Ginebra utiliza un experimento con un costo de 10 mil millones de dólares para colisionar átomos a una velocidad cercana a la de la luz, con la esperanza de recrear el Big Bang, es decir como ocurrió la creación del universo. En su empeño por encontrar la Partícula de Dios, impulsados por su ego estos hombres de ciencia, no han atendido las alarmas que esto entraña que esas colisiones engendren hoyos negros y escapen a nuestro universo y crezcan de forma desproporcionada.
En el tercer libro de Steve Alten sobre las profecías de los mayas, revela todo lo que los indios del sureste de México sabían y temían. Desde los secretos de la creación que antecede al Big Bang, hasta la existencia de extraterrestres que han venido a la Tierra para salvar a los seres humanos.
El universo no es lo que parece, como tampoco es la existencia humana. Este reloj en marcha del mundo físico que comienza con la concepción y termina con nuestro último aliento, no es ni el fin ni el inicio, sino una complicada prueba…y que la estamos reprobando miserablemente.