En los asuntos postelectorales en la entidad veracruzana, una vez más los actores políticos del Partido Acción Nacional demuestran al no aceptar los resultados de los comicios de la gubernatura en donde Javier Duarte se adjudico la victoria, cual será el rumbo que marcará los meses por venir: confrontación y escándalo.
La falta de visión de quienes no aceptan una derrota, remonta al 2006, los mismos efectos de la elección en donde Felipe Calderón del PAN, por una mínima diferencia le gana a Andrés Manuel López Obrador del PRD.
En aquel tiempo el famoso Peje tabasqueño, llamó a la resistencia civil en contra del presidente Calderón e incluso AMLO se sigue proclamando el presidente legítimo de México y los perredistas han llamado espurio al titular del poder ejecutivo federal.
Pero lo más delicado de todo esto que después de cuatro años de un mandato difícil y complicado para el presidente Calderón, los propios panistas terminan fusionándose en una alianza partidista con el PRD, el PT, Convergencia y el PANAL.
Y siguiendo en el plagio de la escuela López-obradorista que tanto aborrece Calderón y con un espíritu de odio, rencor y venganza se copia en Veracruz por lo que se pide el voto por voto, casilla por casilla y se hace hasta un llamado a la resistencia civil con marchas de protesta por un resultado que con ese tipo de acciones no se van a cambiar los resultados como no sucedió en el 2006 y por el contrario la población reprueba ese tipo de manifestaciones.
Ahora hasta la iglesia católica sale a hacer un llamado a que se acepten los resultados de las elecciones en donde la gubernatura la gana el PRI, y la oposición gana algunas alcaldías importantes y ciertos distritos de diputados locales y no se acepta que el proceso electoral llevado por representantes de la sociedad civil estuvo dentro de los márgenes de legalidad y transparencia.
La población pide al presidente Felipe Calderón y al propio secretario de gobernación, Fernando Gómez Mont, respeto para la ley y los acuerdos a los protocolos de seguridad electoral y lo triste y penoso, es que como ha sido su costumbre no demuestran la civilidad que pregonan y el respeto que exigen para si mismos.
Lo que significa un doble discurso y no miden las consecuencias del nivel de polarización al que han llevado a la nación y como expertos en el caos ahora pretenden perpetuarse en el poder presidencial a cualquier costo y eso es lo más grave, que por lógica no le gusta a la población del país que otorga calificaciones reprobatorias para el gobierno calderonista en materia de economía, finanzas publicas, seguridad pública y ahora hasta en el manejo de la política interna en donde queda de manifiesto que el trabajo que había realizado Juan Camilo Mouriño, era de alto nivel y de una precisión que ayudó en su momento a sentar en la silla presidencial a Calderón, a pesar de las discrepancias políticas.
Desde distintos foros, los especialistas en el análisis político dan cuenta de la descomposición de las desgastadas estructuras nacionales a las que están llevando en el gobierno federal y como ejemplo se puede observar que la población esta molesta con quienes tienen al país de cabeza y dedican más tiempo a los procesos electorales y no atienden con esmero los temas nacionales de importancia que le preocupan a la gente como lo es la pobreza y el desempleo.
Calderón es severamente criticado por convertirse en el jefe máximo de su partido el PAN y dejar de lado su cargo de estadista, algo que demuestra su interés en los procesos electorales con fines partidistas.