La mejor defensa es el ataque. Esa es la antigua norma que recomiendan los estrategas y los viejos tratados para resguardarse de las embestidas y agresiones de los contrarios, regla que se aplica tanto en las esferas deportivas, como en las complejas relaciones en los sectores económicos, sociales y políticos.
Es realmente sorprendente lo que ocurre en el estado de Veracruz. Nunca en la historia política de este país, un gobernador había criticado y acusado tan acremente a un Presidente de la República. Como lo hace Fidel Herrera a Felipe Calderón. No hay día que no aborde el gobernante veracruzano un tema nacional para hostigar al Jefe de la Nación.
Y no se trata simplemente de polemizar sobre acciones oficiales entre los dos funcionarios, la controversia es más fuerte que rebasa los límites de una aguda censura.
Para los que conocen tiempo atrás al maestro Fidel Herrera Beltrán, les resulta más que extraño esta antidiplomática actitud, cuando es reconocido el cuenqueño por ejercer la política con un profundo respeto hacia sus superiores y ser condescendiente y tolerante con sus acérrimos opositores.
En todo talento siempre hay un poco de locura.
La posible explicación a este notable cambio de oratoria fidelista de hacer fuertes reproches al gobierno federal, se justifica para un grupo de analistas ante la realidad inminente de confirmarse un fuerte rumor que el gobernador Fidel Herrera podría ser acusado de graves delitos y que habría un operativo de la PGR y el Ejército Mexicano en territorio veracruzano. No es un simulacro para amedrentarlo, va más allá de quitarle el fuero y someterlo a juicio político.
La otra estrategia especulativa que se plantea es que desde Los Pinos se le obligaría a renunciar, dejándole por supuesto, la decorosa salida de que anunciara su retiro es por razones personales, al viejo estilo de las hegemónicas décadas priístas, que dejaba en manos del Jefe del Ejecutivo el nombramiento de un gobernador interino.
Por otra parte, con esta estrategia de refutar al gobierno calderonista, cuando se presentara esta acción judicial contaría el maestro Herrera Beltrán con la protección de la opinión pública ya que existirían numerosos antecedentes de que su detención y renuncia era como castigo por su actitud inquisitoria, lo cual lo haría mártir por defender a los veracruzanos.
No existen deberes ciudadanos innobles
Sería similar a los casos de los periodistas independientes cuando critican de manera constante algún funcionario. Si les llegara a pasar algo se sabría de antemano que se debió en represalia por ejercer su libertad de expresión.
Por regla general son los ofendidos los más preocupados por que no sufran el menor problema sus permanentes críticos.
Plataforma quejumbrosa que utiliza de manera meticulosa el gobernador veracruzano.
Lo anterior, es la especulación más común que se maneja en los selectos círculos de las ciudades de Jalapa y México, sobre el inexplicable y variable estado de ánimo del experimentado gobernador Fidel Herrera Beltrán.
El pretexto de la contienda electoral favorece al veracruzano como excusa partidista para censurar acremente a los funcionarios federales. La gubernatura de Veracruz bien merece que sea motivo de fuertes choques, tanto de acciones represivas del gobierno panista como de las fuertes respuestas del político veracruzano.
Y como dice la propaganda electorera…ahora viene lo mejor o será lo peor…¿Para quién?