Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
La gran familia
2010-04-04 | 21:22:54
El problema del desempleo prácticamente no existe en determinadas esferas oficiales. La burocracia veracruzana es como una gran familia que permanece y se mantiene a través de los años. El servidor público es una especie de heredero de un patrimonio laboral que se trasmite por varias generaciones y de una manera muy singular en este sexenio cuando el gobernador Fidel Herrera con el sobado expediente de darles oportunidad a una nueva casta de jóvenes les dio trabajo a los hijos y familiares de gastados políticos o ciertos personajes que entrañaban un compromiso para el gobernante.
Como las viejas familias sicilianas que de manera sexenal crean el padrino como el nuevo capo del estado de Veracruz.
Los funcionarios estatales menores han encontrado en esta etapa final de un gobierno el mejor pretexto para continuar en la nómina estatal,--cuando no hay expectativas de un cambio--, al reiterarle al jefe empleador:
--Señor, yo seguiré con usted hasta el final de su gestión. Mi destino esta ligado al suyo.
Al terminar de repartirse los puestos en este epílogo sexenal y no ser nominados, había que buscar una salida honrosa.
El arte de pertenecer a la alta burocracia tiene su singular ciencia. Dejar de estar en alguna nómina oficial no es aceptable bajo ninguna circunstancia y no se pueden desvincular del presupuesto a su particular existencia. Por lo que no debe resultar extraño que en el próximo gobierno sigan figurando los mismos nombres, sin importar el partido político que gane la elección.
A los burócratas veracruzanos no se les desechan, son reciclados y los compromisos aceptan que sean clonados.
Son personajes que tienen prendidas varias veladoras. La clase política veracruzana es la más antigua de todas las sociedades. Es como una gran dinastía que aprendió a ponerse a salvo al inicio del despegue de un gobierno. Una cofradía que permanece a través del tiempo y que es inamovible con el transcurso de los sexenios.
Su especial filosofía es que la habilidad de trabajar como burócrata no se trata de un producto de las circunstancias, sino son estas, las que crea el propio funcionario.
Pero son ellos, los de la vieja guardia burocrática los que realmente hacen la tarea de gobernar. Con eso que los miembros de gabinete son “todologos” y “milusos” que aceptan con el mayor descaro y cinismo los puestos de alta responsabilidad sin tener el menor conocimiento. Como se explican a médicos sin tener idea de los que es la ciencia política o la administración pública. O desde cuando los abogados adquirieron nociones de economía o al menos ingeniería financiera. O contadores en hacedores de leyes, etc, etc.
Se trata de una inmoralidad en el equipo del gobierno fidelista que se ha transformado en una simple agencia de colocaciones. El epílogo del funcionario

Aún no existe un político que reconozca que su tiempo ya pasó y que no tiene el menor interés en seguir dentro de la clase política que ejerce el poder. Pareciera una regla de los gobernantes su definición sobre trabajar sólo el presente y que no están interesados en actividades futuras.
El gobernador Fidel Herrera al ser cuestionado sobre sus aspiraciones a la Presidencia de la República, ha respondido de manera reiterada que el sólo tiene firmado un contrato de gobernador de Veracruz que quiere cumplir y terminar; el cual se vence a las doce la noche del próximo día 30 de noviembre.
El poder político es sin lugar a dudas el mayor afrodisíaco. Es la mejor vitamina hasta ahora descubierta por la adictiva clase gobernante. Nada va bien en un sistema político como el de los mexicanos cuando las palabras contradicen los hechos.
Un político piensa en las próximas elecciones, un verdadero estadista en las próximas generaciones.

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