Ni el mejor novelista político lo hubiera hecho mejor, como si le hubieran encargado ex profeso un script para un final de telenovela, es el desenlace venturoso para Fidel Herrera sobre el ignominioso caso de las alianzas entre el PRD y el PAN, cuyo propósito medular era beneficiar al gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto y resulta que el héroe y galán de estos embrollados capítulos políticos es el gobernador de Veracruz, quien sin tener siquiera un papel secundario o de simple extra, resultó en esta consumación el más favorecido.
Sin correr el menor riesgo se sacó la lotería del 2012. Sin comprar billete, tiene el boleto. Ni siquiera lo pusieron a calentar y desde la banca metió el gol.
Si se hiciera en estos momentos una encuesta nacional entre los priístas, sería el político cuenqueño el que estaría en los cuernos de la luna. El permanecer al margen de los enredos y de los compromisos de las dirigencias partidistas para ayudar a su rival más difícil en la persona de Peña Nieto, le dejaron al político cuenqueño, el camino pavimentado para regresar a México, como candidato de unidad del PRI para la Presidencia de la República.
Como por arte de brujería so coló. .
El senador priísta, Manlio Fabio Beltrones fue el que dejó en claro que ningún miembro de su grupo parlamentario o político de primer nivel, conoció o se comprometió, como lo hicieran a escondidas Beatriz Paredes y Peña Nieto.
De golpe y porrazo quedaron eliminados dos de los cuatros prospectos para las elecciones del 2012.
Al quedar al descubierto, los acuerdos en lo oscurito, entre el PRI y el PAN, de cambiar votos por el aumento a los impuestos que tiene que pagar este año el pueblo de México. Prácticamente puso al desnudo a la líder nacional del PRI y al candidato de Televisa para la “grande”. Este episodio es un ejemplo de la falta de principios y de escrúpulos de la clase política de México.
César Nava, dirigente nacional del PAN que ha mentido para ocultar la verdad de estos deshonestos pactos políticos, tuvo que acusar públicamente a al gobernador Peña Nieto, como el culpable, ya que fue él, quien hizo la petición expresa del rechazo a las alianzas como una forma de garantizar que los legisladores del PRI aprobarían la Ley de Ingresos de la Federación.
No se puede hablar de ética en los políticos mexicanos.
Esta es una historia que se repite cada sexenio entre el PAN y el PRI. Cuando el entonces presidente Vicente Fox le pidió a la secretaria general del PRI, Elba Esther Gordillo, que lo ayudara para que se aprobara una miscelánea fiscal que afectaba a las mayorías. Eso provocó que saliera de la coordinación de la bancada priísta y con ella los diputados veracruzanos Miguel Ángel Yunes Linares y Tomás Ruiz.
El PRIAN nunca dejará de existir.
También el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, salió de esta última zacapela bien raspado y sin ninguna autoridad para seguir como titular de la política interna del país. El presidente del Senado y coordinador del PRD, Carlos Navarrete, descalificó a Gómez Mont por haber firmado un convenio con efectos electorales al calificarlo como un retroceso en la vida democrática del país cuando las reformas ahora se negociaban en Bucareli y no en el Congreso de la Unión.