La actitud asumida por la diputada federal Carolina Gudiño sobre las críticas que le han lanzado merece el reconocimiento por la valentía asumida y la congruencia en el pensar y el hacer.
Una muestra de arrojo y coraje que muchos miembros de la clase política veracruzana no poseen. De manera impecable defendió su origen y de frente rechazó las censuras y vituperios en contra de su persona. Las respuestas dadas por la legisladora priísta están en consonancia con el auténtico quehacer político de una persona que no evade y que afronta a sus detractores.
Se le podrá criticar por no terminar las actividades legislativas para las que ha sido electa, pero fuera de ello conjuga su papel de mujer y de servidora pública a carta cabal.
El rival que tendrá Carolina Gudiño será el también diputado Sergio Vaca, sin duda uno de los mejores y más serios abogados que tiene el estado de Veracruz y en su papel legislativo una de las pocas voces combativas y temerarias que no han podido callar los cochupos y los intereses creados.
El tercero en discordia será el prestigiado neurocirujano Mauro Loyo Varela, quien fungiera como secretario de Salud de la administración del licenciado Miguel Alemán Velasco. Será su primera experiencia en búsqueda del voto.
La alcaldía del puerto de Veracruz tendrá en esta ocasión en abierta y reñida competencia a importantes figuras políticas. Sin duda la plaza más importante en disputa para los próximos comicios del mes de julio.


Bajo la lupa el túnel

La mayor piedra en el zapato, en el final del actual gobierno de Veracruz, será la fastuosa y costosa obra del túnel sumergido que se viene realizando en Coatzacoalcos.
Las cifras que se manejaron al inicio de estos trabajos y con las que se darán a conocer cuando este termine, existe una gran diferencia que resultará muy difícil de justificar. Casi se duplicaron los costos y la Auditoria Superior de la Federación y los diputados de oposición al PRI la tienen bajo la lupa de la sospecha de una inexplicable corrupción.


El otro PAN

Es un cambio muy notable el que ha sufrido el PAN.
Un partido de la derecha que se caracterizaba por su democracia interna. Las diferencias entre los miembros de Acción Nacional trascendían de manera pública. Se desarrollaba de una manera transparente el quehacer político. Los vicios de autoritarismo e imposición que caracterizan al PRI no ocurrían entre los azules.
Pero al parecer esto cambio. Como que el poder le sentó muy mal y copió lo más nefasto de la hegemonía priísta. Aquellos disidentes son ahora expulsados y la cúpula es cada vez más intolerante con los que discrepan hasta el grado de ser acusados de traidores. El mejor ejemplo es con los diputados Manuel Clouthier y Lía Limón. Esta última no firmó la acción de inconstitucionalidad en contra del matrimonio de personas del mismo sexo y el hijo de Maquío por criticar la forma como desarrolla el gobierno de Felipe Calderón su lucha en contra del crimen organizado. Ahora son amenazados de expulsión.
Y como remate la anunciada imposición presidencial de Miguel Ángel Yunes Linares, como candidato al gobierno de Veracruz. Sin cuidar las formas siguen los mismos pasos de los gobiernos monolíticos del priato.
El PAN, es hoy en día, un disciplinado apéndice del gobierno federal. Que sólo obedece al Presidente y a la Iglesia. Es otro PAN muy diferente al que estaba apegado a sus estatutos, donde los principios y la ideología eran su baluarte.