Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
El Orfis en entredicho
2010-02-17 | 21:41:05
Son muy serias y graves la denuncia mediática en contra del director del Órgano Fiscalizador, Mauricio Audirac, sobre las graves irregularidades en varias dependencias estatales y presidencias municipales del estado de Veracruz.
Resulta muy comprometedor que durante los años de su gestión no existe ningún juicio en contra de algún secretario del gabinete fidelista y mucho menos de un presidente municipal de los 212 ayuntamientos. Cuando es voz pública el enriquecimientos inexplicable de estos funcionarios.
¿Mauricio Audirac es encubridor o cómplice?
No es posible que el Orfis audite a estas 212 dependencias municipales y que reciba de cada uno de los alcaldes un promedio de un millón de pesos anuales a cambio de solapar cualquier desvió de los recursos públicos.
En el caso del Ayuntamiento de Coatzacoalcos el auditor que tiene el Orfis, Alfonso Jiménez Guizar, existen recibos por cerca de diez millones de pesos para que salgan sin ningún problema las investigaciones sobre los manejos de estos recursos que maneja el presidente municipal, don Marcelo Montiel Montiel.
Sobre lo publicado en la edición del día de ayer de este periódico, resulta entendible que el exsecretario de Salud, doctor Manuel Lila de Arce, busque la protección del fuero con la diputación local del distrito de Tierra Blanca.
Los que también buscan este salvador guardaespaldas del fuero legislativo son varios miembros del gabinete fidelista y numerosos alcaldes, entre los que destaca el secretario de Comunicaciones, ingeniero Marcos Theurel, así como los presidentes de los municipios más importantes de la zona sur de la entidad.
Y lo más grave es que lo publicado es sólo la punta de la impunidad del iceberg.

Tabasqueños elegirán al gobernador

Son serias las denuncias que se han realizado sobre el acarreo de tabasqueños y oaxaqueños para que participen como electores veracruzanos en los próximos comicios. El senador de la República, Arturo Herviz acusó a los gobernadores de Veracruz y Tabasco, junto con el líder estatal del PRI, Jorge Carvallo, de esta ilegal práctica que viene a contaminar la elección del próximo 4 de julio.
Las gráficas que muestran esta ilícita actividad son pruebas contundentes para que el IFE actúe y castigue severamente a los responsables y ponga un alto. Con estas acusaciones, lamentablemente existen elementos suficientes que podrían anular la próxima elección.
Ahora resulta que serían los marginados tabasqueños y los campesinos de Oaxaca que por un buen billete los que decidirán quien debe ser el próximo gobernante de Veracruz. Y como tales también tienen la posibilidad podrán escoger al diputado y el alcalde que los represente en el congreso local y en los ayuntamientos aunque no viven dentro de la entidad.
Como si tuvieran una doble nacionalidad.
Son los vecinos cómodos.

Carnaval político

Tiene toda la razón el alcalde de Veracruz, doctor Jon Rementería en aprobar la participación activa de la clase política veracruzana en los desfiles y en todos los eventos de las últimas fiestas de carnaval. Si en el fondo y en la forma son simples y reconocidos actores.
Por obvias razones no se visten como las comparsas ni con sugestivos bikinis pero ellos y ellas poseen otro tipo de diferentes atractivos de índole electoral. .
Si están presentes en los desfiles nuestros diputados federales, legisladores locales, alcaldes y funcionarios del gabinete sólo repiten en los mismos actos cuando son miembros de las tradicionales comitivas gubernamentales.
El gobernador Fidel Herrera transformado en las fiestas de carnestolendas como el original y popular “Tío Fide”, como lo menciona en su estupenda crónica el periodista Luis Velázquez, pues ellos también desfilan como miembros distinguidos e invitados especiales de la corte de la reina, pues para el público veracruzano, como que es lo mesmo de las cabalgatas y de las mascaradas oficiales.
En el famoso carnaval de Río de Janeiro, el más importante del mundo se abstienen y no figuran las autoridades, como simple respeto a ellos mismos y el justificado temor al bullicioso público.
Que tiene de malo, si en Veracruz, la política se vive todos los días del año, un auténtico carnaval.

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