Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
El silencio de Montiel
2010-03-01 | 21:57:17
El alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel tiene todas las facultades para ejercer el derecho de replica en el mismo espacio de este medio informativo, el que no lo haya hecho ante la serie de graves denuncias delictivas que se han presentado, resulta inexplicable para la sociedad del estado de Veracruz su silencio.
Y mucho menos se justifica que con recursos del pueblo haya tenido que recurrir al infantil recurso de usar un espectacular en la calle para intentar desmentir a este periódico.
¿Cuál es su verdadero problema personal como servidor público para no contestar?
Si se apega al principio popular del que calla otorga, resulta que con esta actitud pusilánime, sólo el propio funcionario sabe hasta que grado se es culpable.
Para mantenerse en el poder y ejercerlo, no debe utilizar la corrupción y la impunidad. No se puede gobernar de acuerdo a los intereses de grupos y por encima de las leyes.
La reconocida periodista capitalina, Ana Lilia Pérez, autora del libro “Camisas Azules y Manos Negras” a la que se ha sumado a esta acusación en contra del munícipe de Coatzacoalcos varios destacados diputados federales, tampoco se les ha respondido. Esta semana será abordado el caso de corrupción y del indebido uso de recursos federales en el Senado de la República Y al parecer sigue la misma reprobable técnica de una falta de formalidad de no dar una simple y llana respuesta.
Ana Lilia Pérez al igual que los reporteros del corporativo de Imagen del Golfo ejercen un periodismo de investigación que esta basado en análisis estrictamente informativos y que por su índole de corrupción se convierten en delictivos. Los hechos se describen como figuran fríamente en los expedientes con el fin de que sean esclarecidos en su sentido legal.
No se trata de un periodismo amarillista o simplemente de especular. Lo grave es que la mata sigue dando y salen ahora a relucir las cuentas públicas de los dos últimos años, donde existen serias y graves observaciones.
La posible complicidad con las autoridades estatales es una sucia relación de un cinismo que agravia.
Confunde y causa una profunda extrañeza que el propio gobernador Fidel Herrera y el congreso local actuaran como si fueran cómplices. De tal manera que la corrupción se hermana con la impunidad existente a lo largo y ancho de la entidad
Como si la virgen les hablara.
Un impune es un corrupto. Resulta frustrante que los poderes legislativo y judicial de Veracruz no hayan ejercido sus atribuciones para sancionar al funcionario.
Se desnuda simplemente el poder sin ambages y la arbitrariedad en toda su crudeza y cinismo. Donde los impunes navegan en calidad de inocentes porque de acuerdo a las leyes mexicanas no se castiga a los jefes ni a los que se encuentran arriba. Ante la fortaleza de su impunidad sólo el desprecio público es lo que los perseguirá de por vida.

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