El secretario de la Mesa Directiva del Congreso Local, el priista, Jorge Moreno Salinas lanzó una serie de exigencias durante el sepelio de “su amigo”,  Juan Carlos Molina Palacios, diputado asesinado en su rancho Rosa del Alba del municipio de Medellín el pasado sábado. Reclamos y aclaraciones que suena interesante analizar.

Moreno Salinas llegó a la curul, por intermediación de su “padrino” político, el excandidato a la gubernatura, Héctor Yunes Landa, quien presionó para lograr posiciones a más no poder, como la del propio Moreno. No hizo lo mismo, por respaldar a su compadre Molina, quien también la peleó y defendió a sangre y fuego su derecho de una posición. Hasta que en justo derecho le fue otorgada.

De entrada, argumentó en su momento el oriundo de la Cuenca del Papaloapan, que representaba a un sector aún fuerte en el PRI, la Confederación Nacional Campesina, y segundo su actividad dentro y fuera del Partido como activista político, pero sobre todo, el apoyo brindado a los candidatos en turno del Revolucionario Institucional, al menos en el 2016 con Yunes Landa y luego en el 2018 a Pepe Yunes Zorilla, a quien incluso destapó en su rancho entre cientos de charolas repletas de tamales de barbacoa y de elote, cervezas y carnitas, y congregar al menos a medio centenar de alcaldes.

Otro que se lució a su manera, y hasta pidió difundir el video en redes, y hacerlo llegar a los medios de comunicación fue el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín.

Y la raja política no pudo esperar en el último adiós a Molina:

“Al igual que Juan Carlos Molina, los diputados locales estamos aquí para cambiar a Veracruz y defender a este estado. Juan Carlos siempre buscó lo justo para todos desde el Congreso del Estado. Por eso estamos aquí con él”.

Suena extraño que en un año o menos de convivencia con el diputado Juan Carlos Molina, Cazarín dijera ayer que eran entrañables, lo cual puede ocurrir, pero difícilmente entre quienes de entrada representan corrientes diferentes, y nunca se les vio en una estrecha relación aún por la actividad legislativa que los unía.

Más tarde, se dirigió a los amigos y familiares para decirles que no estaban solos, que por eso estaba allí presente, y que hacía un año Molina le expresó que no tenía miedo para desarrollar su encomienda como legislador.

Ojalá que Gómez Cazarín le cumpla a la familia y su presencia no hay sido solo una pose, además de explotar el momento de dolor durante el sepelio en Tlacotalpan.

En tanto, Moreno Salinas tendrá que hacer honor a la amistad que profesa y asegura tuvo con el líder campesino cenecista, pues en los hechos era algo muy diferente. La corriente “hectorista” de Jorge Moreno y la relación fracturada entre el “amigo de verdad” y su compadre, no los podía hacer caminar juntos.

Incluso fue él quien decidió romper con la bancada que conformaba en la fracción del tricolor al lado precisamente del hoy secretario  y la cuestionada lideresa del Cobaev, Erika Ayala, entregada por cierto al poder en turno, como acostumbra.

Efectivamente procurar que la comisión especial de seguimiento del caso de Molina Palacios tenga efecto, cumpla su cometido y no quede solo en promesas o en palabras de lucimiento es su compromiso. Se le reconoce pedirle a la Fiscalía objetividad, y que las investigaciones sean con seriedad.

Sobre las versiones que circularon inculpando al diputado en actividades ilícitos expresó:

“Que se investigue objetivamente y que no se desacredite a una persona que ya no está para defenderse, pero aquí estamos sus amigos, sus compañeros del Congreso, quienes exigimos justicia”.

Así, ojalá que los discursos y las exigencias de los diputados no sean solo simulación, ni sombrerazos, lo que tanto criticó “su amigo” de quienes se dedicaban a la política, sino todo lo contrario.  A demostrarlo pues.

¿O no? líder.