Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Edgar Mayo: ¡el avión, el avión!
2017-08-08 | 10:11:11
Un área estratégica del Gobierno del Estado –por la seguridad que debe garantizar en el transporte aéreo del jefe del Poder Ejecutivo y sus funcionarios–, es el aeropuerto oficial de El Lencero, cuya administración en los dos últimos sexenios no quedó exenta de los actos de corrupción, pues se sabe que al menos uno de sus extitulares se hizo inmensamente rico, dueño de una flotilla de aeronaves y de una plaza comercial en la ciudad de Cuernavaca, donde presuntamente ahora es protegido del gobernador perredista del estado de Morelos, Graco Ramírez Abreu.

Esta aparente omisión del régimen del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares –quien no baja la guardia en su lucha legal contra el exgobernador Javier Duarte y sus cómplices que saquearon el erario estatal, incluidas su amante Xóchitl Tress, su esposa Karime Macías y los familiares de ésta– ha hecho voltear hacia el capitán Edgar Mayo Rivera, flamante director general de Aeronáutica Civil del Gobierno del Estado, el cual se habría convertido en la tapadera de altos vuelos de la corrupción imperante en el aeropuerto El Lencero.

Y es que, rodeado de excolaboradores del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, como el capitán Alberto Mendoza Jiménez, subdirector de Ingeniería de la misma Dirección General de Aeronáutica y quien fuera piloto personal del exmandatario de la Fidelidad y que además colaboró también con Duarte de Ochoa, Mayo Rivera no ha denunciado las transas que han sumido a El Lencero en una verdadera cloaca.

Eso sí, según comentan muy en privado sus subalternos, el titular de Aeronáutica Civil, quien de piloto del Gobierno del Estado –es decir de Javier Duarte y su banda– y de los dueños del más famoso café del Puerto de Veracruz saltó a funcionario público y administrador, perdió el piso en cuanto asumió este cargo y se mareó a las primeras de cambio a pesar de estar acostumbrado a andar siempre en las nubes.

Sin embargo, hasta ahora, a más de ocho meses de iniciado el llamado “gobierno del cambio”, Edgar Mayo no ha denunciado las corruptelas en El Lencero, en donde se habría llegado al extremo de desaparecer un helicóptero donado por PEMEX y se “compró” en millones de pesos un tanque de almacenamiento para turbosina que también fue obsequiado por la misma empresa paraestatal, además de otros presumibles fraudes y desvíos que debe conocer muy bien porque no es nuevo en esos menesteres.

Obviamente, lo que sus detractores se preguntan es si su silencio cómplice se deberá a que también fue salpicado por la misma corrupción.

Lo que tiene sorprendidos también hasta a los mismos yunistas es la confianza que el mandatario estatal del PAN ha depositado en Edgar Mayo, incondicional de Ángel Fernández, el dueño del famoso café La Parroquia, considerado un duartista de hueso colorado y muy allegado en el pasado a la familia Herrera Borunda.

Quienes trataron a Mayo antes de diciembre de 2016, dicen no reconocer al nuevo director de Aeronáutica Civil. Están decepcionados por su trato déspota. Sus subordinados, que lo deben soportar, lo definen como un auténtico sátrapa que goza humillando a quienes lo rodean. El clásico funcionario menor que de pronto recibe más poder y quiere demostrarlo maltratando a sus subalternos, mientras que servilmente se empina ante sus superiores.

Un caso más que hace dudar del cambio anunciado por la actual administración.

¿A poco Yunes Linares y su secretario de Gobierno, Rogelio Franco –de quien administrativamente depende ahora la Dirección de Aeronáutica Civil–, no se han dado cuenta que duermen con el enemigo?

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