Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Disputa de humildad y ego
2016-09-06 | 19:09:13
Peña Nieto y Juan Gabriel, son el reflejo de la lucha entre la humildad y el ego que lleva al éxito.

En dimensión real representada de la humildad y el ego, el periodista de Milenio, Carlos Marín (el ego) y el presidente Enrique Peña Nieto (¿humilde? En su ruta de viaje a China, se hicieron los arreglos para una entrevista que sostuvieron el reportero que voló ocho horas y alcanzó el mandatario mexicano en Anchorage, en donde se muestra una acalorada entrevista.

Se trató de dar una imagen en donde el presidente Peña, se dejó hacer preguntas duras en torno a su encuentro con Donald Trump en México y le responde contundente al periodista.

En sus desplantes y característico formato de Marín, se da la impresión de que regaña al presidente Peña por la visita del candidato presidencial republicano y la molestia que causó a la gente en México y a los connacionales en EU.

Entre otras expresiones, Marín, dijo: “usted permitió que viniera a vomitarse a su casa. La casa que no es suya y la tendrá que dejar en dos años, a usted lo ponen como el más corrupto de los corruptos. Su gente no le dijo nada, a quien consultó esa reunión y le recordó que anda en el 80 por ciento de no aceptación”.

Y al final el chisme de otro columnista a modo, es que dice Ricardo Alemán, que usted ganando por nocaut, pierde, en referencia al 2018. Quedó claro Carlos Marín es el nuevo López Dóriga de la televisión en México. Una estrategia comunicativa que fue todo un éxito, pudo aparentar y se fue de inmediato a redes sociales, quitándole presión a los efectos de la molesta visita de Trump.

El empate técnico de las preferencias electorales entre los presidenciables, Andrés Manuel López Obrador de MORENA, Margarita Zavala del PAN y Miguel Angel Osorio Chong del PRI, marca el arranque por la sucesión del 2018 en México, en una cerrada disputa.

Y también, cuando la humildad logra vencer al ego, se convierte en gran parte en el éxito de los grandes personajes en la historia de la humanidad que son recordados a pesar del paso de los años por sus obras y sus acciones en pro de las mayorías, de los más, los de a pie.

Los menos que puede ser “clasistas” y viven en el pasado, confundiendo conocimiento con poder sobre los más, que no han tenido acceso a los altos niveles de educación para conocer la trascendencia y trayectoria de los otros grandes personajes constituidos en adoradores de su ego y que en igual forma se les recuerda por sus aportaciones en el arte, la ciencia y el conocimiento en general.

Comparativamente en esa gran lucha que existe entre ciencia y sentido común, son los propios científicos ´´razonables estudiosos del conocimiento”, los que en cierto momento exhortan a sus discípulos a llenarse de sentido común, lo que significa profundizar en el pragmatismo, lo práctico, para de esa forma hacer más digerible su tarea y trabajo en el estudio de la ciencia y poder llegar a lo terrenal, que significa conocer a las mayorías.

Esta regla es lo que hace funcionar a la mercadotecnia en el mundo, conocer lo que le gusta a las grandes mayorías.

Los que en su momento utilizan el conocimiento para ponerse o creer que están por encima de los demás y abusan de cierto nivel de preparación con una clásica soberbia que les produce fruición –placer-- al saber que tienen el poder y dominio de cierta rama de la ciencia o son culturalmente preparados “los famosos intelectuales”, los pone en un predicamento, porque “los más” no han tenido el tiempo o el acceso a dominar cierto nivel de conocimiento científico o artístico a través de la educación, pero también pueden leer en menor cantidad y en conceptos más compactos o digeridos. Esa es la clave de la información en la época actual en la era del ciberespacio.

La muerte de Juan Gabriel, trajo a México y al mundo, al final con su partida cuando el artista se convierte en leyenda, un gran aprendizaje, por el cariño mostrado del pueblo hacia el artista.

Sin estar para defenderse y sólo queda el trabajo de su obra, y un reconocimiento al fenómeno popular convertido en cariño por su poder, facilidad y simpatía para acercarse a la las grandes mayorías en muchas años, que han podido disfrutar sin resistencia alguna y por el contrario una entrega total al artista, a su música popular o no, que se traduce en el reconocimiento de la superación personal y que inspirado en el pueblo, aportó una vasta obra musical como parte de la cultura del esfuerzo.

El homenaje póstumo a Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes, deja un gran aprendizaje para propios y extraños, gente común y los grandes personajes del mundo intelectual, el cariño de “la gente” toda una sociedad, de millones que dan muestras de cariño espontaneo sin resistencia, sólo se puede lograr con el paso de los años en el esfuerzo de mucho trabajo aportado a través de sus canciones y del contacto directo con la gente en los conciertos, presentaciones públicas y de mucha presencia mediática.

Al final de la era de Juan Gabriel, comienza otra, la de vivir y disfrutar de su leyenda convertida ya en una realidad cuando alguien emerge desde el pueblo, se enfrenta a un sistema depredador e injusto y lo vence para convertirse en el ídolo, adalid, el héroe de millones que disfrutan de arte popular o no, pero al fin queda claro la muerte de Alberto Aguilera Valades, la han llorado millones en México y en el mundo, porque reconocen y admiran la gran sensibilidad musical y el contenido de las letras de sus canciones.

Entre los millones, también existe “uno” que en los menos, quiso sentirse el diferente, el otro “héroe del conocimiento” y de dueño de una supuesta cultura amplia y variada en lo antiguo y lo europeo. En el pasado.

Y también al final con pena, mucha pena se dio cuenta de un personaje que en su lucha por tratar de hablar por los menos, criticó severamente a Juan Gabriel, pero hasta que se dio su muerte. Ante no se atrevió.

Después en una semana de muchos acontecimientos y de la tristeza de todo un pueblo que llora a su ídolo, este personaje expositor y conocedor de la cultura, siguió y siguió, haciendo alusión a su supuesta molestia descalificando y ofendiendo letras, música y atuendos del cantante Juan Gabriel.

Y para verse aun más chiquito ante millones después de ofender la memoria del cantautor Juan Gabriel, arremetió en contra del PRI y de la propia UNAM, que le dio trabajo y al que renunció “voluntariamente” para no causar más problemas a la máxima casa de estudios, por su superior postura.

En lo necio y lo reacio, Nicolás Alvarado, como el personaje del momento de lo absurdo, siguió en su intolerancia respetable, pero comprensible porque hablar despectivamente en su desacuerdo de las lentejuelas “nacas de joto” del cantante y defendiendo hasta lo ultimo en su dicho en los programas de Ciro Gómez Leyva, por la mañana y con Carmen Aristegui, en la noche. El lunes en el día del homenaje póstumo a Juan Gabriel en la ciudad de México, demostró lo que es un ser obcecado.

Nico, sin trabajo, sin futuro, sin opciones y con las puertas cerradas en los medios de comunicación para laborar, tendrá empezar por reconocer que se equivocó. Decir que va a pedir perdón o disculparse es mucho para su ego.

La humildad de Juan Gabriel venció estando muerto a la vanidad de Nicolás Alvarado, quien al final tendrá que convertirse en admirador y estudioso de la vida y obra de Juanga, porque así lo marcan ya los cánones de quien ya se convirtió en leyenda a su muerte y de quien por otro lado, es una víctima del sistema democrático por atreverse a llevar la contraria o resistirse a los gustos populares.

Y como dicen en estos lares en el pecado llevó la penitencia, no es para tanto. Hay que dejar ser a Nicolás Alvarado, que ya tendrá tiempo para leer más y también para recorrer los mercados populares como en su tiempo lo hizo el escritor Carlos Monsiváis, adorador de los famosos mercados de pulgas.

La gran reflexión y la metáfora de todo este drama, es que nunca habló mal de nadie ni se quejó de nada, en la revisión de todas las entrevistas y aportaciones mediáticas a lo largo de un promedio de 45 años de estar en los escenarios y foros, además de haber estado preso un tiempo en la cárcel, como una víctima del ser pobre ante el propio sistema.

La conclusión es que Juan Gabriel el personaje, ni Alberto Aguilera Valades, quien le dio vida, nunca hablaron mal de nadie, ni jamás se expresaron con altivez, arrogancia, prepotencia o soberbia en ninguna ocasión a pesar de las circunstancias en que también fue víctima de persecución fiscal con Fox y Calderón en el régimen panista.

Esto se demuestra cuando la gente en miles pasó ante la urna de sus cenizas, llorando y cantando con tristeza por su partida. Hay cosas que no compra el dinero, el sentimiento de todo un pueblo. Amor eterno, aquí se empieza a escribir la verdadera historia del mito o leyenda de Juan Gabriel. Así las cosas.

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018