Una de los problemas fundamentales de nuestro estado es el gran rezago educativo que se ha mantenido por décadas. En cada nivel educativo estamos a la cola en el escenario nacional. Tomemos por ejemplo el analfabetismo. De conformidad con los datos de la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, 562 mil 635 veracruzanos no saber leer ni escribir, lo que representa 9.4% de la población mayor de 15 años, por encima del promedio a nivel nacional que es de 5.5%. De este más de medio millón de personas, la situación más crítica se encuentra entre las mujeres, que constituyen 62% del total y entre los adultos mayores a 55 años (47%), pero no deja de ser preocupante que 13% de este medio millón sean jóvenes entre 15 y 34 años, es decir 72 mil 827 personas que por obvias razones tienen una desventaja muy fuerte para encontrar trabajo y enfrentar la vida. En cuanto al promedio de escolaridad también estamos a la zaga. Mientras en la República es de 9.1 años, es decir, un poco más del nivel de secundaria, en Veracruz es de 8.2, un poco más del segundo año de secundaria. Nuestro nivel escolar está sólo por encima de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. De ahí en adelante también estamos por debajo de los niveles educativos del país. De la población de 15 años o más, a nivel nacional, 40.3% tenía algún nivel de estudio medio superior o superior. En cambio, en Veracruz, sólo lo tiene el 35.2%. En este orden el rezago es mayor en estudios superiores, 18.6% a nivel nacional, y sólo 15.6% en Veracruz. Para estudios a nivel de preparatoria el rezago es poco menor: 21.7% a nivel nacional contra el 19.7% en Veracruz. El retraimiento del Estado en sus responsabilidades educativas es una definición esencial de la práctica neoliberal que nos ha gobernado desde hace más de 3 décadas. El objetivo final es abrir un gran campo de acción a la participación privada y reducir aún más el gasto educativo. Por ello los sueldos de los maestros han perdido tanta capacidad de compra en todos estos años. Al castigar estas remuneraciones se debilita el papel social del maestro y se abarata su costo también para las escuelas privadas, las que
pueden ser más rentables de esa manera. Como sabemos, la reforma educativa en curso no plantea estrategias para subsanar las deficiencias en la docencia ni resolver la carencia de condiciones materiales donde se imparten clases. Tampoco se pronuncia en materia de capacitación y actualización de los maestros, mucho menos sobre la recuperación de los niveles salariales de los profesores. Con el magro aumento de 3.15% decretado para este año, apenas se estará reponiendo la erosión de la inflación que en abril pasado era de 2.54%. Esto es, en términos reales los maestros no recibirán aumento alguno. En el nivel superior, el Estado se ha tomado como obligación regatear recursos para las universidades públicas. Ya sabemos a qué difícil situación se ha llevado a la Universidad Veracruzana. La autonomía de la UV no puede ser realidad mientras se le haga depender de decisiones veleidosas, convenencieras e irresponsables del gobernante en turno. Es imposible tener un mejor futuro para los veracruzanos si no se resuelven los rezagos tan fuertes que tenemos en materia educativa. Las movilizaciones que han protagonizado los maestros veracruzanos al oponerse a la mal llamada reforma educativa y los universitarios al exigir que se les devuelvan los recursos federales destinados a la UV, son dos caras de una misma lucha: la defensa del derecho a una educación pública, laica y gratuita, en la que se basó la construcción de este país por décadas. De los candidatos a la gubernatura, sólo el candidato de MORENA ha mostrado un programa congruente. Por un lado, propone un sistema de becas para todos los estudiantes de preparatoria, devolverle los recursos sustraídos a la UV y aumentar la oferta educativa con alternativas tipo UPAV. Por otro lado, en uso de sus facultades, echar abajo la reforma educativa peñanietista y redefinir una auténtica reforma con participación de los maestros veracruzanos. Hay mucho que comentar al respecto. Los electores tienen la palabra.
marco.a.medinaperez@gmail.com