Por Marco Antonio Medina Pérez
Columna: La escena veracruzana
La lucha de los campesinos
2016-04-11 | 09:26:55
Movilizaciones campesinas en el aniversario del asesinato de Emiliano Zapata. La situación del campo en Veracruz es desastrosa. Con movilizaciones campesinas dirigidas a la ciudad de México, se conmemorará el 97 aniversario luctuoso del asesinato del General Emiliano Zapata, acaecido el 10 de abril de 1919 en una emboscada en Chinameca, Morelos. Este aniversario sirve cada año para reavivar la memoria del caudillo del Sur, pero también para enarbolar las justas demandas de los campesinos mexicanos y recordarnos la difícil situación que se vive en el medio rural. Es ultra sabido el abandono en que los distintos gobiernos, desde el de Salinas de Gortari, tienen al campo mexicano. Por el dogma económico liberal que ha imperado en esta época, se decidió “liberalizar” las relaciones sociales y económicas que existían en el sector rural, usando como punta de lanza la reforma al artículo 27 constitucional, y comenzar un proceso de privatización de las tierras de ejidos y comunidades indígenas. Además, se abrieron las fronteras a los productos agrícolas y comenzó una batalla desventajosa para los agricultores mexicanos. Se redujo el crédito agrícola y se ajustó a los nuevos mecanismos financieros privatizadores. Se abandonó la política de precios de garantía y se destruyó la red estatal de comercialización de productos básicos. Se privatizó la producción de fertilizantes y éstos aumentaron. Se dejó de apoyar el extensionismo agrícola. Lo único que no se privatizó fue la manera de ejercer el control sobre el campesinado, aunque se reformó, para dar lugar a los “pronasol”, “progresa”, “oportunidades”, ahora convertidos en “prospera”. Con estas reformas se abandonó el concepto de soberanía alimentaria que en la práctica venía operando en México y que constituye la piedra angular de la capacidad de cualquier nación para sostenerse con au
tonomía en el ámbito internacional. Es falso que la situación actual exija abrir el campo a la competencia externa. Por el contrario, los países poderosos, y en primer lugar los Estados Unidos, otorgan a su sector agrícola una protección muy amplia y profunda. Los subsidios que reciben los agricultores norteamericanos son la explicación del quiebre de muchos productos mexicanos. Hoy somos importadores de maíz y frijol, dos productos emblemáticos de México, todo por dejar en la indefensión al agro. En Veracruz, estado pródigo en tierras fértiles, bosques y pastizales, y largos litorales, padecemos la misma situación desastrosa. La vocación agrícola de nuestra entidad es innegable. Participamos del 6.9 % de la producción agrícola nacional, sólo por debajo de Jalisco, Michoacán y Sinaloa. Somos los principales productores en diversos cultivos. Pero los beneficios de esta riqueza agrícola, cada vez se concentra en un número menor de productores privados, sobre todo corporativos y, en buena parte de los casos, extranjeros que ahora son los poseedores de grandes extensiones de tierras. Los ejidos ahora sólo representan el 43%, la propiedad comunal se ha reducido a 1.7%, mientras que la propiedad privada ha aumentado hasta constituir 51% del total. Los campesinos antes propietarios de tierras colectivas ahora son aparceros o jornaleros. Los ingresos en el campo han bajado drásticamente y la pobreza reina en la mayoría de los hogares campesinos. Con justa razón las organizaciones del campo recuerdan a Emiliano Zapata y la dignidad y rectitud con que defendió la causa agraria. Hoy que estamos en plena época electoral es necesario recordar también la triste situación que se vive en el campo veracruzano y salvarlo de muchas décadas de abandono y entreguismo. Sin soberanía alimentaria no puede construirse el futuro de Veracruz. Los electores tienen la palabra.
marco.a.medinaperez@gmail.com
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