En el Congreso local Duarte quedó exonerado, ¿sucederá lo mismo en el Congreso federal? ¿Se profundizará en la impunidad para aumentar la desilusión y el abstencionismo? Nunca como ahora la escena veracruzana habÃa estado tan cruzada de enredos, desvarÃos, tragicomedias y salidas sorpresivas como la hemos vivido en los últimos tiempos. A las tropelÃas de un gobierno que cada vez añade una raya más a sus despropósitos y escala en medidas que provocan una mayor inconformidad social, la sociedad veracruzana se pregunta hasta donde llegará el lÃmite de la impunidad y hasta donde se dejará llegar a un gobernante que en otras épocas, ya no digamos en otro paÃs, habrÃa sido fulminantemente destituido por el gobierno central. En efecto, para sorpresa de muchos, la élite en el poder no aplica la tradicional salida de desembarazarse del gobernante local que está poniendo en peligro la continuidad del régimen en el estado de Veracruz. ¿Será porque se está optando por ahondar en la impunidad y, de esta manera, apostar por la desilusión, el conformismo y, finalmente, el abstencionismo en las próximas elecciones? ¿A qué se debe que pese a los desfiguros, despilfarros, inseguridad reinante, inconformidad de vastos sectores de la sociedad y un enfrentamiento directo con las autoridades, estudiantes y trabajadores universitarios -tan sólo esto último ha costado el puesto a más de un gobernador en el paÃs en décadas anteriores-, Javier Duarte siga en pie hasta el momento, recibiendo el espaldarazo directo o, por omisión, indirecto, del gobierno federal? El régimen sabe que se juega algo muy grande en los próximos meses. El punto de confluencia de toda la energÃa social, de todas las distintas inconformidades (universitarias, magisteriales, de pensionados, de cañeros, de empresarios, de despedidos de Pemex, de ambientalistas, de jóvenes, de periodistas, y un largo etcétera), y de las que se cocinan dÃa con dÃa en cada hogar veracruzano, será sin duda el próximo 5 de junio. Ya hay visos de que esa inconformidad y protesta social se está enderezando hacia el dÃa de las elecciones. Diversas encuestas señalan que el partido en el poder ha disminuido drásticamente su papel como opción electoral. Una parte del desencanto social la ha venido capitalizando el abanderado del PAN, con un discurso plagado de incongruencias personales y polÃticas, esperanzado en la poca memoria que conservan muchos sectores sociales, los que no recuerdan su pertenencia al régimen de complicidades y autoritarismos, que son la causa de la actual situación que se padece. Por otra parte, ha venido creciendo y arro
pando muchas inconformidades la opción de MORENA, que ya participa, aún sin iniciarse las campañas, de un tercio de las preferencias electorales. Sin embargo, aunque la principal apuesta sea cómo traducir inconformidades y protestas hacia una movilización popular de voto razonado y consciente, importa también saber cómo se moverán los personeros de la élite en el poder en los próximos meses y que estrategia pondrán en marcha. Desafortunadamente, para los que no tenemos ni una pizca de manera de asomarnos a los entretelones del poder en tales alturas, no tenemos respuestas sino más interrogantes. Primero, se tendrÃan que examinar los tiempos: en estos momentos, ¿dar de baja a Duarte de la nomenclatura polÃtica reinante es ya tarde? ¿Se debió hacer hace tiempo, cuando el costo polÃtico hubiera sido menor o por lo menos hubiera habido más tiempo para restañar la imagen del partido en el gobierno y de su candidato? En segundo, es necesario asomarse a la unidad del bloque gobernante: sin esa unidad es claro que hay desventaja frente a los rivales, por lo cual, ¿se estará apostando por una unidad de maquillaje, por una unidad de las impunidades mutuamente cobijadas o por una unidad transgeneracional para evitar que caigan en desgracia fidelistas, duartistas o yunistas el dÃa de mañana? En tercero, hay que tener en cuenta la magnitud de una decisión local en el espectro nacional: ¿quién apuntala a quién: el régimen peñanietista al duartista, o al revés? ¿O lo que es lo mismo, pero no es igual, qué tanto sabe Duarte de Peña, a tal grado que el presidente nacional de PRI lo descobija un dÃa y lo arropa al siguiente? ¿O, en el ajedrez nacional, Duarte todavÃa puede prometer detener la intentona del PAN y su candidato de hacerse del gobierno estatal? ¿O se está optando por mantener a Duarte sabiendo que ello derrumbará la opción Yunes Márquez y por lo mismo fortalecerá la de Yunes Linares? Nos enteramos por nuestro diario IMAGEN que el Congreso de Veracruz, a través del dictamen de las comisiones unidas de Gobernación y Justicia y Puntos Constitucionales, exoneró a Duarte al declarar improcedente el juicio polÃtico iniciado por la fracción panista. ¿Pasará lo mismo con las solicitudes de juicio polÃtico del PAN en el Senado y de MORENA en la Cámara de Diputados, que aún están por dictaminarse? Por las tendencias recientes, tal parece que se ha optado por colmar la paciencia de los veracruzanos, apostando a la desilusión y al abstencionismo. Los electores tienen la palabra.
marco.a.medinaperez@gmail.com