Por Silverio Quevedo
Columna: En la mira
Calienta zona centro alcalde represor
2016-04-08 | 09:45:15
En las últimas horas la situación de convulsionó en la zona centro del estado de Veracruz, en ambos casos por acciones derivadas de los gobiernos. En uno de ellos, por una salvaje represión y en el otro por incumplimiento del gobierno federal y promesas del gobierno estatal.

Los asuntos mencionados tienen que ver con el violento desalojo, si así se le puede calificar, de los vendedores e indígenas del municipio de Ixhuatlancillo que en una total y absoluta inconciencia gubernamental, fueron reprimidos y detenidos por el director de Gobernación del ayuntamiento de Orizaba, Ramón Heredia, siguiendo órdenes de su jefe y alcalde de la ciudad, Juan Manuel Diez.

El sábado al menos quince mujeres fueron entonces sometidas y llevadas a los separos, y resultaron decenas de personas heridas tras el violento operativo de policías municipales, lo que ha desatado la indignación de los diversos sectores de los municipios de esta demarcación.

Aunque los vendedores, fueron liberados este jueves, la represión del ayuntamiento del priista, Juan Manuel Diez fue un error político que sin duda tendrá sendas magnitudes en las consecuencias hacia esta administración y el impacto electoral negativo hacia su partido.

Y los agredidos vendedores, aunque los policías también reclaman daños por lesiones, con algunos arañazos y raspones, fueron “respaldados” por el líder izquierdista, Gerardo Fernández Noroña, quien se hizo presente en la región de conflicto.

Triste fue la decepción de los vendedores cuando se dieron cuenta de que fue toda una pantomima del dirigente para realizar sus enjuagues con las mismas autoridades que los reprimieron. Y es que por la mañana de este jueves el personaje desayunó con el mismo orquestador del operativo violento y brazo derecho del alcalde Diez Franco, el director de Gobernación, Ramón Heredia.

La cita se dio, tratando de hacerlo en forma discreta y privada, en el restaurante del hotel Trueba. Posteriormente Fernández Noroña se perfiló a Ixhuatlancillo para dialogar con los enardecidos y lastimados indígenas, que decidieron escucharlo momentáneamente para después correrlo pues parecía, como era obvio, enviado por las autoridades a buscar la paz a cuenta de denigrar la causa de los vendedores.

Tuvo que salir Fernández Noroña con las manos vacías y sin resultados, pues queriendo ampararse en que los detenidos o más bien mujeres apresadas ya alcanzarían la libertad ese mismo día, quiso que los de Ixhuatlancillo apaciguaran sus ánimos.

La paliza que recibieron el sábado, tras manifestarse para que el ayuntamiento de Orizaba, que dirige el represor Juan Manuel Diez, les respete sus centros de venta en el mercado que ostentan desde el 2008, no es para menos, y con unas cuantas palabras venidas por un “luchador social” que resultó vendido y corrupto, la situación que viven estos victimados comerciantes no iba a quedar en el olvido.

El Centro de Derechos Humanos Toaltepeyolo, de Veracruz alzó la voz apenas pasaron los hechos y procedió a reclamar que las familias de las detenidas no contaron con información sobre el estado de salud ni sobre la situación jurídica en que se encontraban.

Decenas de organismos se sumaron en una sola voz y ejercieron una presión inmediata para que entre otras cosas, se diera a conocer públicamente la lista de personas detenidas, así como su estado de salud. Que se investiguen las agresiones de la fuerza pública y se castigue a los responsables materiales e intelectuales.

Y cesen los actos de hostigamiento, amenazas y violencia en contra de quienes ejercen su derecho al trabajo como artesanos y comerciantes en las calles de Orizaba.

La humillante acción contra artesanos y comerciantes es indigna. Incongruente frente a la postura de gobiernos por desalojar a quienes hacen y conforman en la mayor parte de los municipios, además de sus atractivos naturales, que se denomine a un pueblo “mágico” como es el caso.

Incongruente que se amparen en esta razón de respetar al “Pueblo Mágico” para desalojar a quienes, como en cualquier otro destino turístico, son lo que visitantes prefieren, las artesanías y el folclor de un pueblo.

Por otro lado, a la zona se le sumó otro hecho de tensión, las protestas de ciudadanos del municipio de Soledad Atzompa cuando unos 3 mil pobladores cerraron la carretera México-Puebla-Veracruz para exigir que se les entreguen obras por 180 millones de pesos.

Piden un hospital de alta infraestructura y carreteras, que les fueron prometidos pero no realizados.

La zona centro estaba hasta ayer convulsionada y podía estallar si no se le pone solución definitiva a los desatinos de los gobiernos en sus distintos niveles.

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