Silverio Quevedo Elox
Irresponsabilidad legislativa. Seis indecisos.

En medio de algunas voces en contra y explicaciones detalladas sobre los que votan a favor, finalmente se dio lo que ya se sabía, la aprobación de la reestructuración de la deuda.
En sesión extraordinaria, este miércoles el pleno del Congreso, hubo 35 votos a favor, 9 en contra y una abstención. Así pasó la propuesta con la que se realizarán o solicitarán tres financiamientos por un total de 21 mil 700 millones de pesos que permitan reestructurar la deuda pública por más de 25 mil 145 millones pesos.
Priistas del Verde y la mayoría, conformada por el PRI, PVEM y Nueva Alianza alzaron la mano para aprobar la iniciativa del gobernador Javier Duarte en esta maniobra financiera que permitirá allegarse de recursos a las finanzas estatales que tanta falta les hace.
Pese a ello, los empresarios se aglutinaron para inconformarse a través de varias cámaras por esta acción, que ha prometido una y otra vez el gobierno de donde parte será para pagar a proveedores.
De los votos a favor incluyen el de la diputada del PRD, Ana María Condado Escamilla.
Los que votaron en contra, fueron en su mayoría los legisladores panistas. Ellos son Edgar Hugo Fernández Bernal, Carlos Fuentes Urrutia, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, Víctor Román Jiménez Rodríguez, Ana Cristina Ledezma López, María del Carmen Pontón Villa, Julen Rementería del Puerto, Jorge Vera Hernández. Se les sumó el otro perredista, Jesús Alberto Velázquez Flores.
La única abstención fue la del diputado de Movimiento Ciudadano, Cuauhtémoc Pola Estrada. Es extraño que el legislador no se haya declarado en contra. A los tibios, los indefinidos, como Pola en este caso, no los acepta ni Dios ni el diablo.
Es muy extraño y entra en sospechismo la postura de Pola. Sí fue a la sesión para declararse en abstención era mejor no hubiera asistido.
Como bajo sospecha entran los que no asistieron. Pero más que ello, si no es por algún señalamiento específico entonces no hay más que calificar como irresponsabilidad legislativa.
Fueron cinco legisladores los que decidieron simplemente no ir. Entre ellos, Domingo Bahena del PAN, y Alejandro Zairik, mientras que del PT, Fidel Robles; del PRI, Ricardo Ahued y el independiente Renato Tronco.

HABILIDAD POLÍTICA
De inmediato se hizo un análisis del debate parlamentario para la aprobación de la iniciativa enviada por el gobernador Javier Duarte al Congreso para la reestructuración de la deuda pública heredada por la actual administración del que se dijo, duró menos que el huracán Patricia, el que tanto se anunció.
Y comparado al igual que ese fenómeno, seguramente que los priistas y el mismo gobernador esperaban vientos huracanados de nivel cinco, pero la oposición se convirtió en una ventisca que apenas despeinó la propuesta.
Esto los ubica aun más bajo sospecho meteorológico. Quienes se opusieron a la iniciativa -apenas nueve de 50 diputados- se vieron faltos de argumentos para poner en predicamentos a la bancada tricolor que no sólo tenía los votos sino también un discurso al menos convincente.
Los diputados de oposición no sólo fallaron en su intento de echar abajo la propuesta, sino que no lograron transmitir los riesgos, ciertos o aparentes, que podría representar para el estado la contratación de nuevos créditos. Quizá hubiera sido mejor que en lugar de los incapaces diputados hubieran llevado o cedido el micrófono a algunos representantes empresariales, que afuera han hecho más ruido que los diputaditos endebles que se doblaron más fácil que una mata de plátano en vientos de mediana intensidad.
Lo cierto que además del pago de la deuda, habrá un respiro no sólo para el gobierno sino también para instituciones claves como la Universidad Veracruzana y el Instituto de Pensiones del Estado. Además, cientos de acreedores y proveedores de bienes y servicios verán por fin la posibilidad de cobrar sus adeudos y volver a mover su capital. Ojalá pronto se vean resultados. Y no quede en promesas o espejitos.

direccioneditorial@hotmail.com