El líder del PRI estatal, Alberto Silva Ramos, se conduce con algo que a otros personajes de la política no se les da y, si se les da, es con dificultad. Y es aprovechar su presencia y manejo mediático, declaraciones fuertes, como dicen por allí “agarrar el toro por los cuernos” y trabarse con los detractores del gobierno priísta en turno y de quien lo encabeza. Pero hay que preguntar también: hasta donde está el límite de un dirigente de un partido aun cuando sea de donde emana el gobierno estatal, en este caso, para poder salir en defensa y ceñirse la bandera de redentor político. Además de enfrascarse en férrea lucha con el principal enemigo y crítico natural por sus intereses personales y su obsesión de la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, lo hace ahora pidiendo a lo senadores respeto al gobernador, Javier Duarte de Ochoa. Y es que minutos antes que se diera a conocer la lista de los aviadores que se adjudican al panista Yunes Linares cuando era secretario de gobierno en el sexenio de Patricio Chirinos, hace unos 20 años, Silva Ramos ya lo había anunciado en una especie de injerencia en el gobierno. Ahora bien. Es el único que ha sacado la cara por el gobernador, al menos en forma abierta y sin tapujos. Es evidente que es quien ha demostrado no tener pelos en la lengua, pero de eso a los límites es de analizarse. En el caso de los senadores y de quienes le falten al respeto al gobernador está claro. Se trata de respeto a la investidura. Y ya ha sido demasiado lo que los de casa han hecho. Es lo que marca Silva. Ayer declaró sobre su relación con los senadores Héctor y José Francisco Yunes, que ha tenido un diálogo con ellos previo a su toma de protesta y definió que no puede ahondar en diferencias que entiende existen y que no son por una persona, sino por las “formas”. “No es lo mismo la unidad que la incondicionalidad. Yo creo que tenemos que ser muy claros que la unidad se construye a partir de visiones diferentes con un mismo fin y eso es lo que queremos construir con los senadores”, expresó. Hay que seguir de cerca la novela Silva-Yunes cada vez se pone más caliente. MUY EN CORTO LENCHO SE APUNTA. Ahora que el PRI se encuentra en el análisis de las opciones para las curules locales, no debe descartar al actual titular de la Jurisdicción Sanitaria Número 8, Lorenzo Castañeda Pacheco, quien es un gran activo político del municipio de Veracruz; reconocido por la clase popular como un médico noble y trabajador. Entre sus fortalezas se encuentra que proviene de clase humilde y sacó adelante sus estudios con sacrificio y ha servido al pueblo desde un rato en cargos públicos. Pero solamente lo han utilizado como “carne de cañón” siendo suplente de Tonatiuh Pola Estrada y estuvo a punto de volverlo a ser en la pasada contienda electoral federal, pero no llegó a concretarse en la fórmula con Sergio Pazos Navarrete. Y es que le han jugado sucio en el pasado (Tonatiuh y los enanos) pero el gobernador Javier Duarte lo tiene en gran estima. Ha sabido tejer alianzas con los principales grupos políticos locales, y cuenta con el reconocimiento de todos los comités seccionales. En consecuencia trae y representa más que: Daniel Galindo, Ángel Maldonado, Pablo Zurita, Ismael Reyes, Raúl Díaz, Harry Grappa, Manuel Cerdán y Salvador Barbes.