Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Cosmovisión
2015-01-10 | 21:49:58
Julio Scherer García, una vida dedicada al periodismo, fue un hombre congruente y apasionado del periodismo de toda una vida, comprometido con su profesión y casado con el oficio desde cualquiera de las ópticas desde que se quiera ver, se trató quién llevó antes de partir a su tumba, un compromiso fuera de serie con la información con apego a la ética y la criticidad hasta el último momento de su vida.
Ricardo Ravelo, periodista veracruzano, formado en la escuela del periodismo que se generó por muchas décadas en la Facultad de Comunicación en la Universidad Veracruzana, y en la brega del reportero porteño que en sus inquietudes siempre fue más allá al fondo de la información, recuerda parte de la esencia de los 18 años vividos como reportero de la Revista Proceso y otros tantos de corresponsal en la entidad veracruzana.
“Don Julio dejó toda una escuela de periodismo en manos de muchos de sus colegas con los que fue generoso para compartir sus enseñanzas y su experiencia, desde la dirección de la revista más importante en este país y parte del continente americano y un fino referente del país en materia de política, economía, seguridad y cultura en toda una época”, dice al recordar aquellos tiempos junto a quién ha sido considerado el último de los periodistas que deja plasmada una leyenda en el periodismo latinoamericano.
En la nostalgia y la tristeza por la partida del maestro, colega y amigo del periodismo en este país que se significó como el artífice de las grandes ligas de la tarea informativa sin parangón, Ravelo, puntualiza las muchas horas de trabajo en equipo con don Julio Scherer como director de la Revista Proceso, sin dejar pasar las grandes anécdotas de las largas charlas frente a una o varias copas en aquellos momentos de cercanía y dialogo con el periodista que nunca dejó de mostrarse como ser humano y excepcional por su sencillez y manera de ver la vida sin formalismo y con una directriz muy precisa de la sencillez y la objetividad para ver al mundo.
Fueron varios años de corresponsal de la Revista Proceso en Veracruz a partir de los principios de los noventas y que fortalece al reportero en la trascendencia informativo con el famoso suceso del Llano de la Víbora, comenta en donde poco a poco se convirtió en parte del compromiso informátivo de don Julio Scherer de agotar los temas sin dejar nada en el tintero y con la elevada rigurosidad que siempre fue su estilo sin escatimar, tiempo, esfuerzo o recursos
Siguieron los años difíciles de toda una época informativa, y Ricardo Ravelo, recibió la anhelada invitación de Julio Scherer para incorporarse ya como un reportero de tiempo completo de la Revista Proceso, lo que le significó el sueño de todo reportero de estar en el medio más importante de este país y al lado de don Julio Scherer, reconocido de siempre como adalid del periodismo en México y que con su carácter y su entereza, nunca se dobló ante el poder ni ante nadie en un efecto de plena convicción profesional propia de los personaje como él que han escaseado en el periodismo nacional y que su huella queda imborrable ante su obra periodística que trasciende allende a las fronteras y principalmente al más feroz de los enemigos de los periodistas, la flaca memoria colectiva.

Dice que fueron muchas las anécdotas y las largas jornadas laborales con don Julio Scherer, sobre todo en las noches de celebración de los festejos de aniversario de la Revista, en donde al fragor de las copas podía pasarse horas platicando con sus colegas con una generosidad inaudita.
Nunca nadie le pudo faltar al respeto a quién por su sola presencia imponía respeto en donde estuviera presente por su elevada calidad moral y periodística, ya que se dio el lujo de escribir hasta el último día de su vida y ni la muerte, puede apagar el brillo de toda una obra informativa que queda para la posteridad, pero que el mismo crónico sus propias memorias y en donde apegado a su estilo no dejó pendiente de narrar todos aquellos acontecimientos en su distante pero a la vez cercana relación con la gente del poder ante quién nunca vendió la pluma y menos se dobló a su necesidad de informar con un acendrado estilo critica sin temor a las represalias.
Sus muchos libros y entrevistas, son toda una gama de consulta obligada en los periodistas de este país y en el mundo, porque en su redacción impecable concisa y precisa dejó en claro que para él escribir fue más que una pasión, sino que se convirtió en su verdadera religión que lo marcó toda su vida.
Don Julio Scherer, había enfermado hacia menos de dos años en donde estoico se mostró ante el padecimiento intestinal con un promedio de cinco cirugías que al final se convirtió en la causa de su muerte.
En ese tiempo, comenta Ravelo, don Julio hizo el favor de llamar por teléfono para agradecer la portada de la Revista Variopinto a una semblanza de su larga carrera periodística: “ahora estaré trabajando en escribir un libro de todos aquellos momentos compartidos de don Julio Scherer y de sus grandes enseñanzas, expresa al recordarlo en los más de 18 años compartidos en la Revista Proceso, en donde dice: aprendí parte del lema de su vida a estar casado con el periodismo y a vivir más del noventa por ciento del tiempo diario para escribir para los lectores. Así las cosas

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018