Por Catón
Columna: De política y cosas peores
El mensaje del mensaje
2014-10-03 | 09:30:23
La dueña del único prostíbulo que había en
el pueblo hizo una importante contribución
en dinero para la reconstrucción del templo
parroquial. En la junta del comité de obras el
buen Padre Arsilio dudaba si aceptar o no ese
donativo. De entre los feligreses surgió una
voz: “Acéptelo, padrecito. A fin de cuentas es
dinero aportado por todos nosotros”...
En una pequeña comunidad había una
iglesia católica, un templo protestante y una
sinagoga judía. Un visitante fue al servicio
dominical en el templo protestante y lo vio
poco concurrido. Al final le comentó al pastor:
“Poca gente viene a la iglesia ¿verdad?”.
“Sí -suspiró el reverendo-. Pero gracias a Dios
el templo católico y la sinagoga están igual”...
Un judío le dijo a un cristiano: “Nosotros
les dimos a ustedes los diez mandamientos”.
“Es cierto -admitió el cristiano-. Pero no nos
podrán acusar de haberlos guardado”...
Un individuo ponderó: “Para un judío
comer carne de puerco es lo mismo que
para un cristiano cometer adulterio. Yo he
probado las dos cosas, y francamente no veo
la comparación”...
Me inspiran recelo, y aún temor, los que
dicen tener comunicación personal con Dios,
o que hablan en su nombre. Además de una
inaudita soberbia evidencian una supina
necedad. Citaré un caso. En Coahuila se
aprobó una iniciativa de ley que permite los
llamados matrimonios gay.
Con tal motivo en mi ciudad, Saltillo, se
llevó a cabo una manifestación formada
por personas de diversas denominaciones
evangélicas que de esa manera mostraron
su oposición a las uniones civiles entre homosexuales.
Uno de los ministros o pastores que
promovieron la protesta dio a conocer un
mensaje que transcribo en parte tal como
está redactado: “Hace un año, uno de los
principales ‘promotores’ y el que estructuró
la propuesta de matrimonio homosexual,
colaborador del Jurídico de Gobierno, murió
inesperadamente de un infarto fulminante.
“El pasado 5 de septiembre presenté al
Gobernador y al Secretario de Gobierno,
una carta que Dios me habló, de advertencia
para él, sus familias y las de sus colaboradores
y legisladores, del riesgo que estaban
corriendo de que la ira de Dios se levantara
en sus contras, si seguían decretando leyes
abominables ante los ojos de Dios.
“La respuesta que dieron fue promulgar
de inmediato (ayer 12sep14) dicha ley, para
promulgar de inmediato el matrimonio
homosexual. La Biblia enseña que la paga
del pecado es muerte. Que Dios tenga misericordia
de ellos, pero fueron advertidos.
“Esto fue parte de la carta que Dios me
dijo les advirtiera: ‘Son altaneros, orgullosos,
farsantes, hábiles para lo malo. Son
insensatos, desleales, sin amor, despiadados.
Conocen las sentencias de Dios y saben que
son dignos de muerte quienes obran de esa
forma. Romanos 1, 30,31.
“No se sorprendan que en los siguientes
días, la ira de Dios y su paga se hagan presentes
en las vidas de los malvados. Yo sólo
cumplí con la encomienda, ya ellos tomaron
sus decisiones”. Ese ominoso mensaje llamó
mi atención por su tono amenazante y por su
absoluta falta de espíritu cristiano.
El amor que predicó Jesús no está presente
en él. Muestra a un Dios cruel y vengativo que
mata a sus hijos si se apartan de sus dictados.
Yo no creo en un Dios así. Creo en el que
dijo: “Misericordia quiero, y no sacrificio”.
(Mateo 9,13).
Creo en un Dios cuyo amor abarca a todas
las criaturas, pues a todas las hizo Él con
sus características y peculiaridades propias.
Es difícil concebir que en nuestro tiempo
alguien pueda emitir un mensaje como el
que arriba transcribí, y menos si se trata de
un ministro religioso.
La intolerancia es siempre resultado de la
falta de saber, pero más aún es fruto de la falta
de amor. Y el primer deber de un cristiano
es el amor, ese amor que predicó Jesús y que
conduce a la comprensión, al perdón y a la
fraternidad con todos, no a las amenazas, a la
discriminación y a la inquina contra aquellos
que no son o no piensan como yo.
Desde mi indignidad de pecador me
atrevo a decir que si queremos que el amor
de Cristo viva en nosotros debemos unirnos
todos por encima de nuestras diferencias, y
ayudarnos unos a otros a conseguir nuestra
plenitud de hijos de Dios -en términos humanos
nuestro bien, nuestra felicidad-, y a hacer
posibles el bien y la felicidad de los demás.
En eso, creo, consiste el ser cristianos. En
eso, creo, consiste el ser humanos. En eso
creo. FIN.


MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
El gato de la casa ha subido a las
ramas del pirul.
Ahí se ha agazapado, como la muerte.
Ahí, como la muerte, acecha.
Llega al árbol un pájaro madrugador.
Su plumaje es gris. Tiene sólo en
el pecho un indeciso color vagamente
amarillo.
No ha visto al gato, pero el gato sí
lo ha visto a él. El cuerpo del felino se
pone tenso, igual que un arco que se
dispone a disparar la flecha. Va a saltar
esa síntesis de tigre, y el ave va a morir.
Doy un grito. El pájaro se asusta y
huye. El gato vuelve los arteros ojos
hacia mí y me mira con mirada fiera.
¿Es la vida la que me ve, o es la muerte?
No lo sé. Me inquieto, sin embargo
-tampoco sé por qué-, y me alejo de ese
sitio donde están la muerte y la vida.
Oigo a los lejos el trino de un pájaro.
¿Es el mismo? Y siento que me sigue
una mirada. ¿Es la misma?
La vida y la muerte están conmigo.
La muerte y la vida están en todas
partes.
Son la misma cosa.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Problemas en una Escuela Normal
de Guerrero”.
Andas las cosas tan mal
ahí, permanentemente,
que ya no sabe la gente
si esa Normal es normal.

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