Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Maldigamos la pobreza
2014-09-25 | 09:41:58
Llegó un sujeto a la tienda de ropa íntima
para mujer y compró un juego de sugestivas
prendas de encaje negro y seda: brassiére
de media copa, calzoncito crotchless, liguero,
medias de malla, vaporoso negligé.
La empleada que lo atendió le dijo: “Esto
le va a gustar mucho a su esposa”. Replica
el hombre, adusto: “Ya hizo usted que me
remordiera la conciencia. Está bien: deme
otro juego igual”...
Empédocles Etílez llegó a su casa en horas
de la madrugada. Venía, como de costumbre,
más ebrio que una cuba. Que una cuba
ebria, se entiende. Al subir por la escalera
que conducía a su recámara empezó a hacer
un ruido endemoniado. Desde la alcoba su
esposa le preguntó, molesta: “¿Qué haces?”.
Respondió el temulento: “Estoy tratando
de subir dos cajas de cerveza”. “No hagas
tanto ruido -lo conminó la mujer-. Súbelas
mañana”. “No puedo -replicó el beodo-. Ya
me las tomé”...
El oficial de tránsito detuvo a una señora
por exceso de velocidad. Le dijo: “Pasó usted
de los 50”. “No es cierto -respondió ella con
enojo-. Lo que sucede es que este vestido me
hace ver mayor”...
Entraron en un bar un cura, una monjita,
un rabino, una rubia, un vaquero, un pato,
un cocodrilo, un perico y un elefante rosa.
Los mira el cantinero y les pregunta con
enojo: “¿Qué clase de chiste es éste?”...
Se discutía acerca de la utilidad de los
condones para prevenir males y consecuencias
indeseadas. “No son nada seguros -declaró
Babalucas-. Yo estaba usando uno, y sin
embargo se desprendió el candil del techo y
me cayó en las nalgas”...
La verdad sea dicha: a la pobreza no se
le puede pedir moralidad. Menos aún se le
puede exigir que se apegue a las leyes. “Necessitas
caret lege”, dijeron los latinos. La
necesidad carece de ley. De ese aforismo el
pueblo hizo una linda traducción: “La necesidad
tiene cara de hereje”.
La tiene, en efecto. Quizá la pobreza lleve
al Cielo, pero aquí en la Tierra constituye
una molestia grande. Ciertamente es cierto
lo que dijo Horacio: “Pallida mors aequo
pulsat pede pauperum tabernas regumque
turres”. La pálida muerte pisa con igual pie
las chozas de los pobres y el palacio del rey.
Pero mientras llega esa señora -siempre
llega- es preferible vivir en el palacio
real, donde hay agua corriente y excusado
inglés, que en un tugurio miserable donde
toda incomodidad tiene su asiento y todo
triste ruido hace su habitación. Quien diga
lo contrario es un redomado mentiroso o
un supino hipócrita que quiere estar en lo
políticamente correcto.
La pobreza es cosa extraña: cuando eres
pobre te avergüenzas de serlo, y cuando dejas
de serlo te jactas de haberlo sido alguna
vez. No alabemos la pobreza, como hacen
algunos hombres de religión que jamás la
han conocido: maldigámosla y luchemos por
acabar con ella.
De la pobreza derivan muchos males,
entre ellos el crimen, la ignorancia, la insalubridad.
Alguna vez un estudioso encontrará
la relación que hay entre el atraso de
los países de América Latina y las prédicas
religiosas que en ellos se hicieron durante
varios siglos, y que enseñaron al pueblo a
mirar la riqueza con desprecio y a ver en la
pobreza el camino seguro hacia la salvación.
Cosas como las que se vieron en Los Cabos
-la falta de solidaridad social, los saqueosson
fruto de esa pobreza que lleva al abandono
de todo sentido ético y de legalidad, y
que aprovecha la primera oportunidad para
obtener por medios de violencia lo que las
condiciones sociales imperantes no le han
permitido conseguir.
Mientras México siga siendo un país
pobre seguirá siendo un país violento. ¡Uf!
Tus últimas palabras, columnista, me provocaron
un repeluzno que me bajó por la
columna vertebral desde la nuca hasta no
quiero decir dónde. Ea, inane escribidor:
narra un chascarrillo final y luego pasa a
retirarte como los merolicos de las ferias o
de las esquinas.
La señora le dijo a su marido: “Estoy
cansada de lavar, planchar, barrer, hacer la
comida, y todavía en la noche satisfacer tus
apetitos de varón”. Ofreció el esposo: “Contrataré
a una mujer”. Preguntó ella: “¿Para
que lave, planche, barra y haga la comida?”.
“No -repuso el individuo-. Para que por la
noche satisfaga mis apetitos de varón”. FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Historias del señor equis y de su
trágica lucha contra La Burocracia.
El Funcionario del Estado hizo llamar
al señor equis y le dijo:
-Eres un saqueador. Robaste un pan
del súper.
Se atrevió a contestar el señor equis:
-Había tormenta, y no tenía nada
qué comer.
-Debiste haber aguantado el hambre
-respondió El Funcionario-. Irás
a la Prisión.
Ese mismo día el Funcionario del
Estado tomó una carretilla, la llenó con
dinero del Erario y se llevó los billetes
a su casa. En la cena le dijo a su mujer
luego de beber un trago de su copa de
vino:
-Envié a un tipo a la Cárcel, por saqueador.
Es necesario acabar con los
saqueos.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Inundaciones por las lluvias”.
Manifestó un borrachito:
con voz algo tartajosa:
“El agua es muy peligrosa.
Por eso siempre la evito”.

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