Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Unidades antisecuestro
2014-01-27 | 09:07:14
Es cierto que en el índice de secuestros Veracruz no está en el nivel de estados como Morelos, Guerrero, Tamaulipas, Michoacán y Tabasco –los cuales concentraron 861 de los mil 695 casos denunciados en total durante 2013–, pero también es verdad que tampoco estamos muy bien como otras entidades que tienen tasas cero en este tipo de delito, como por ejemplo Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Querétaro, Tlaxcala y Yucatán.
Veracruz, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dependiente de la Secretaría de Gobernación, figuraba hasta finales del año pasado en el lugar número 10 con un promedio de 0.34, ligeramente arriba de la media nacional que es de 0.32, de acuerdo con las estadísticas oficiales que esa instancia de la SEGOB proyectó con base en los datos aportados por cada una de las Procuradurías estatales. Sin embargo, una buena cantidad de plagios no han sido denunciados, pues al menos la Encuesta Nacional de Victimización arroja una cifra negra de delitos no reportados equivalente al 92.1 por ciento.
Esta situación obviamente ha hecho voltear hacia las famosas Unidades Especializadas en el Combate al Secuestro que según la Procuraduría General de la República ya existen y funcionan en todos los estados del país, que supuestamente están formadas por policías, peritos y agentes del Ministerio Público especializados en el tema.
Pero, a pesar de ello, el número nacional de secuestros denunciados rompió récord durante 2013 con mil 695 averiguaciones previas registradas. Y en casos como Veracruz el índice delictivo va al alza.
El colmo es que los plagiarios se mueven sin mayor obstáculo por la entidad, burlando los inútiles retenes policiacos como los que desde hace más de un año ha instalado la Secretaría de Seguridad Pública sobre la carretera federal Xalapa-Veracruz y por la autopista y la antigua carretera de Briones que une a la ciudad capital con Coatepec.
Y es que, por ejemplo, nadie se explica cómo los plagiarios del ex concursante de “La Voz México”, Gibrán David Martiz Díaz, secuestrado el pasado martes 7 de enero en su domicilio ubicado en Ferrocarril Interoceánico, fue sacado de Xalapa junto con su amigo Sergio Luis Martínez Hernández en un automóvil con reporte de robo en el Estado de México, y luego, once días después, apareció muerto tras un supuesto tiroteo entre las fuerzas del orden y delincuentes sobre la carretera estatal Conejos-Huatusco.
Pero a finales del año pasado ocurrió otro caso: una sexagenaria, dueña de expendios de gasolina en la zona del puerto de Veracruz, fue secuestrada. Su cautiverio duró alrededor de tres meses.
Hace poco fue liberada en la región de Perote luego de que sus familiares tuvieron que pagar un rescate de cinco millones de pesos.
Lo absurdo, según trascendió, es que los plagiarios todavía cometieron la osadía de dar un billete falso de quinientos pesos en una de las casetas de la autopista Xalapa-Perote, lo que presuntamente fue detectado al momento por la cajera pero sin que los elementos de seguridad que resguardan esa vía federal concesionada actuaran al instante.
En comunidades limítrofes de los municipios vecinos de Emiliano Zapata y Apazapan se han suscitado en las últimas dos semanas los secuestros de cuatro personas, entre ellas el hijo mayor de un ex presidente municipal priista que sigue sin aparecer, casos que presuntamente tampoco han sido denunciados formalmente ante la autoridad ministerial.
Ahora sí que como dice la popular canción de “El Buki” Marco Antonio Solís, ex coach del programa televisivo La Voz México: “¿A dónde vamos a parar?”

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