Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Formas y Señales
2014-01-13 | 09:05:10
Dígase lo que se diga, quien ejerce el pleno poder en Veracruz y toma las decisiones del partido en el gobierno en la entidad se llama Javier Duarte de Ochoa, aunque con la condicionante de que ahora el jefe del Ejecutivo del estado lo tiene que hacer en sintonía con los intereses políticos y de grupo del presidente Enrique Peña Nieto, quien en 2012 hizo posible el retorno del PRI a Los Pinos.
Así, al menos, parece confirmarlo el inminente arribo a la presidencia del CDE del PRI de la ex munícipe xalapeña Elízabeth Morales, quien de última hora tuvo que ser propuesta por el mandatario estatal luego de que su candidato original, el ex alcalde boqueño Salvador Manzur Díaz, fue vetado por el máximo dirigente priista César Camacho Quiroz por el videoescándalo en que lo involucró la dirigencia nacional del PAN como secretario de Finanzas y Planeación durante el proceso electoral local de julio de 2013.
Elízabeth, al igual que Manzur, está plenamente identificada y comprometida con Duarte de Ochoa, quien de esta manera sigue mandando señales de que en la sucesión gubernamental de 2016 él pretenderá ser el fiel de la balanza.
Y es que la exmunícipe xalapeña –como parecía estarlo también el político boqueño– no está alineada con los intereses o proyectos de alguno de los cinco aspirantes del PRI a la gubernatura más mencionados en los medios de comunicación: los senadores Pepe y Héctor Yunes; el secretario de Gobierno, Erick Lagos; el titular de Desarrollo Social, Alberto Silva, y el secretario particular del gobernador, Jorge Carvallo Delfín.
Ello explicaría también por qué otros aspirantes a la dirigencia priista no lograron obtener el visto bueno de Palacio de Gobierno ni del edificio tricolor de la avenida Insurgentes Norte en el Distrito Federal, como habrían sido los casos del exlíder del Congreso local Flavino Ríos Alvarado; del expresidente de la Fundación Colosio Veracruz, Fernando Sánchez García, actual director general de Desarrollo Político e Institucional de la Secretaría de Gobierno, y hasta el poderoso subsecretario de Finanzas y Administración de la Sefiplan, Gabriel Deantes Ramos, quien desde el sexenio anterior ha sido un operador electoral muy cercano a Javier Duarte y cuya pretensión por presidir el CDE del PRI no habría podido concretar por su cercano parentesco sanguíneo con Silva Ramos, titular de la Sedesol y presunto aspirante favorito del gobernador para sucederlo.
Por esta misma razón es que también, de último momento, Jorge Luis Calleja Hernández habría sido impugnado para acompañar a Elízabeth Morales como candidato a la Secretaría General del CDE del PRI, pues está muy ligado a otro aspirante a la gubernatura: Erick Lagos, a cuyo lado se desempeñó en 2012 y 2013 como secretario de Operación Política del CDE del PRI y ahora, desde a mediados de agosto del año pasado, despacha en la Dirección de Organizaciones y Partidos Políticos de la Segob.
En lugar de Calleja habría sido propuesto Antonio Ferrari Cazarín, un joven político de Boca del Río de 33 años de edad, quien al inicio de esta administración fue designado por el gobernador Duarte director del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz y luego, en octubre de 2013, fue reubicado en la Dirección de Patrimonio del Estado.
Ferrari Cazarín, quien el sexenio anterior cerró la administración del gobernador Fidel Herrera como encargado de la Sefiplan, es hijo del exalcalde y exdiputado federal de Boca del Río, Ramón Ferrari Pardiño, actual titular de la Comisión para el Desarrollo del Papaloapan y excoordinador de la campaña de Javier Duarte en el distrito de Córdoba en el proceso electoral federal de 2009.
‘Ciro Peraloca’
Aunque el diputado local por Minatitlán, Ciro Gonzalo Félix Porras, tuvo la oportunidad de encarar al secretario de Infraestructura y Obras Públicas, Gerardo Buganza Salmerón, durante su comparecencia el 27 de noviembre pasado con motivo de la glosa del tercer informe de gobierno –en la que, por cierto, el ex panista cordobés destapó la cloaca de la exSecretaría de Comunicaciones, denunciando prácticas corruptas que afectaron gravemente el patrimonio del estado y que datan desde la época de Marcos Theurel Cotero, exalcalde de Coatzacoalcos y actual cuñado del legislador sureño–, el junior de la exmunícipe minatitleca y actual dirigente estatal de la CNOP, Guadalupe Porras David, decidió arremeter hasta ahora contra el ex titular de la Segob, al cual ha pretendido desacreditar tildándolo de “ausente”, “apático” e “insensible”, actitudes que a su parecer “perjudica el trabajo del gobernador”.
Félix Porras acusó injustamente a Buganza porque dizque no atiende las peticiones para rehabilitar los caminos rurales de los municipios del distrito electoral 28 que representa ante la LXIII Legislatura del estado.
Sin embargo, según la versión de fuentes fidedignas, la virulenta reacción del legislador priista tendría que ver más con el hecho de que la Procuraduría General de la República habría empezado a requerir a funcionarios de la desaparecida SECOM en relación a las denuncias presentadas oportunamente por la SIOP, donde tras la llegada de Buganza se descubrió que no había obra y en cambio sí se hicieron millonarios pagos.
Y es que trascendió que muy pronto comenzarán a desfilar ante la PGR personajes como Agustín Mollinedo Hernández, Bernardo Rojas Aldana y el cuñado de Félix Porras, Theurel Cotero, entre otros de los presumibles responsables.
Con sus invenciones que hizo repercutir en estridentes declaraciones periodísticas, el diputado local por Minatitlán nos ha hecho recordar a aquél simpático personaje de Walt Disney, un deschavetado científico llamado “Ciro Peraloca”.

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