Por Catón
Columna: De Política y Cosas Peores
Manejo de recursos públicos
2013-07-12 | 10:13:10
El impertinente galanteador abordó en la calle a la preciosa chica. Le dijo: “¿Te acompaño, chula?’’. Ella se molestó. Le preguntó, irritada: “¿Qué no es usted casado?’’. “No, preciosa -respondió el otro con burlona sonrisa-. Nada más los indejos se casan’’. “Perdón, me equivoqué -le dice la muchacha-. Es que tiene usted cara de casado’’...
Eglogio, añoso campesino, le dijo al médico veterinario que su burro estaba enfermo. “Hay una epidemia de fiebre equina –le informó el facultativo-. Lleve usted este supositorio y póngaselo al asno en el recto, a ver si eso le ayuda”. Bucolio fue a ponerle el supositorio al burro. Le dio vueltas por todos lados, y finalmente le dijo muy molesto: “¡No te muevas tanto, Jumentino, que si no te encuentro ese tal recto te voy a meter la medecina ya sabes por dónde!’’...
Dulcilí, muchacha ingenua dueña de esculturales formas, regresó a su casa muy contenta. “Estuve en el consultorio del doctor –le contó alegremente a su mamá-, y él quiso saber mi estatura. Medí 1.65, sin ropa’’. “¡Sin ropa! -se asustó la mamá-. ¿Te quitaste la ropa para medirte?’’. “Sí -contestó la linda joven-. Así me lo ordenó el doctor’’. “¡Pero para medirte no es necesario que te quites la ropa!’’ -se escandalizó la señora. “¡Ay, mami! -le dijo Dulcilí-. ¿A poco vas a saber tú más que el doctor?’’...
El guardián del zoológico acudió a todo correr a la jaula del tigre. Ahí estaba Babalucas, sin una mano. “¿Qué sucedió?’’ –le preguntó, espantado. “No me lo explico -respondió Babalucas-. Lo único que hice fue meter la mano en la jaula, así... ¡Joder! ¡Ya me ingó la otra!’’...
En estado de competente embriaguez Empédocles Etílez estrelló su automóvil contra un árbol. Cuando llegó un oficial de tránsito el temulento se apresuró a decirle con tartajosa voz: “El otro tuvo la culpa’’. “¿Cuál otro? -preguntó el oficial. “¿Cómo cuál otro? -farfulló el borracho-. ¡El que venía manejando el árbol!’’...
La verdad es que en el curso de los sexenios de Fox y Calderón cada gobernador hizo en su estado lo que le vino en gana. Tan ocupados estaban los panistas en aprender a gobernar que no tuvieron tiempo para cuidar el desempeño de los gobernadores en lo que hacía al manejo de los fondos federales. Eso dio lugar a toda suerte de excesos y desvíos cuyos efectos estamos viendo ahora. Los estados que forman la Federación son libres y soberanos, sí, pero eso no significa que sus gobernantes puedan hacer de ellos cotos cerrados de poder o ínsulas sujetas al poder absoluto de un cacique local.
Se discute ahora la aprobación de un sistema de normas tendiente a imponer límites a la capacidad de endeudamiento de los estados de la Federación. Eso en modo alguno constituye un atentado contra la soberanía de la entidades federativas; es una legítima forma de evitar que se comprometan sus finanzas. Sin embargo al mismo tiempo se han de fijar las obligaciones de la Federación en relación con los estados. En tiempos de los presidentes panistas, especialmente de Calderón, la falta de cumplimiento de los compromisos del gobierno federal llevó a algunos gobernadores a pedir créditos bancarios que las mismas instituciones de la banca no cuidaron de regular debidamente, con resultados que ya todos conocemos.
La fijación de reglas puntuales y precisas que obliguen tanto a la Federación como a los estados será una mejor base para el sano manejo de los recursos públicos…
“A ver, Pepito -preguntó la maestra-. ¿Cómo se llama el esposo de la vaca?’’. “Buey’’ -respondió sin vacilar el tremebundo infante. “No –lo corrigió la profesora-. El esposo de la vaca se llama ‘toro’’’. “Ah, perdone -se disculpó Pepito-. Yo pensaba que el toro era el amante’’...
El agente de espectáculos recibió la visita de una muchacha de busto generoso, opimo, pródigo, ubérrimo, munífico. “Mi nombre es Bustolina Grandchichier –le dijo la muchacha-, y tengo un acto de ventriloquía’’. “Lo siento -se disculpó el agente-. Ya hay demasiados ventrílocuos en el circuito’’. “Mi acto es diferente -replicó la muchacha-. Actúo sin ropa de la cintura para arriba, y me muevo mucho al actuar’’. “¿Por qué se mueve?’’ -preguntó el agente. Responde Bustolina: “Es que realmente no soy muy buena ventrílocua, y cuando me muevo con el busto descubierto nadie se da cuenta de que estoy moviendo los labios al hablar’’... FIN.

Mirador
Armando Fuentes Aguirre

Un hombre se propuso construir un palacio en medio del lago.

Todos se rieron de él y lo juzgaron loco. El hombre no hizo caso, y puso los cimientos de su obra. Milagrosamente las piedras se mantuvieron firmes sobre el agua.
Los demás se asombraron, pero dijeron al hombre que cuando levantara los muros del castillo se le hundiría todo. Indiferente a los presagios el hombre erigió las paredes, y puso luego el techo. Nada sucedió: airoso como una bandera, firme como el amor, así se sostenía la edificación.
Por fin el hombre terminó su obra. El hermoso palacio se levantaba sobre el agua como si hubiese sido construido sobre roca.
Pero sucedió que todos le dijeron al hacedor de sueños que el suyo era imposible, que no podía existir en la realidad un edificio construido sobre agua. Y el hombre vaciló. Un instante dudó, sólo un instante. Pero fue suficiente: en el momento en que albergó la duda su palacio se vino abajo. Se hundió en las aguas, y no quedó de él ni rastro. Así se hunden los sueños cuando el que los concibe duda de ellos.
¡Hasta mañana!...

Manganitas
AFA

“… Las cervezas mexicanas son ahora propiedad de empresas extranjeras…”.
Con desinterés total
dijo un hombre que las bebe:
“Lo que importa es que la cheve
nos siga sabiendo igual”.

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