El político que más se opuso a la alianza entre el PRD y el PAN es el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. Él no concibe que se pierdan principios e ideologías por alcanzar el poder.
El tabasqueño los conoce demasiado bien a los perredistas y fueron precisamente ellos los que boicotearon el pacto de la alianza que habían hecho con el Partido Acción Nacional. De adentro surgió la dolosa traición hacia los líderes estatales y nacionales del partido del Sol Azteca. En esta ocasión arrastraron al PAN que está bien posicionado en la entidad.
Los peores enemigos de la izquierda se encuentran en sus propias filas. De esa forma especial de ser surgieron las tradicionales tribus que se configuraron con el único propósito mercantilista del reparto de posiciones.
En su reciente visita al estado de Veracruz, el líder moral López Obrador aseguró que Morena, el partido político que se encuentra en su etapa de gestación no apoyara a esta coalición formada por los partidos de la izquierda con la derecha.
Es una posición personal congruente con sus ideales. La lucha política-electoral de obtener el poder por el poder mismo no comulga con su esencia política de servidores públicos.
El político tabasqueño recalcó que los ciudadanos afiliados a Morena están en su derecho de ejercer el voto en este próximo mes de julio por aquel candidato que crean el más idóneo. No se puede dejar al margen la opción que representa López Obrador, quien obtuvo en el estado de Veracruz más de un millón de votos, suma que no se reflejó en los aspirantes a las diputaciones federales y al Senado de la Republica de la coalición que él representó. El millón de veracruzanos sufraga por el tabasqueño. Es decir, que la gente vota por el popular “Peje”, no por los candidatos de la alianza progresista que se subieron a sus valencianas.
Con ese millón de votos que representa López Obrador, ya sea para el PRI, o los del PAN o los judas de las tribus del PRD, hacia donde emitan su sufragio arrasarían en los próximos comicios.

Población envejecida

Existen estudios científicos que aseguran que para dentro de veinte años la esperanza de vida en México rebase los 83 años: En otros países se pronostica que los hombres fluctuarán entre los 88 y las mujeres en 92. Por primera vez en nuestro país, las personas mayores a los 60 años podrían superar a la población infantil. Si bien se podría considerar es una buena noticia, es una situación demográfica que causará graves problemas porque se trata del envejecimiento de la población.
Tanto en los Estados Unidos como en otras naciones, la edad para jubilarse aumentó de 65 a 67 años. De ahí la importancia de que esa generación de viejos pueda mantenerse en buenas condiciones de salud en su estado físico, pero lo más importante en lo mental. Para que esta creciente población siga siendo dinámica y productiva es fundamental que mantenga una salud cognitiva.
Nunca en la historia, nuestra sociedad ha tenido una proporción tan grande de adultos mayores, donde las personas jubiladas o pensionadas llegue a exceder en su número a las personas que se encuentren laborando. En la Universidad de Texas se trabaja en varios proyectos de investigación en torno a la edad que esperan retrasar y prevenir las deficiencias mentales, al mismo tiempo las enfermedades tan comunes como es en la actualidad el Alzheimer.
Saber qué personas envejecerán bien, aquellas que podrán saltar la demencia senil y diagnosticar qué adultos sufrirán el Alzheimer anticipándose a los primeros síntomas. El descenso en el rendimiento mental en muchos casos se debe a su desuso y en consecuencia es reversible. El cerebro es como un músculo y tiende a atrofiarse si no se utiliza. La deficiencia cognitiva o pérdida de la memoria puede revertirse.