En el quehacer político no hay nada nuevo. Se copian modelos que han funcionado en otros países y se adoptan estrategias sin reconocer que no son propias. Enrique Peña Nieto lo que propuso el primer día de su gobierno se puede sintetizar en unas cuantas líneas: Crear un ambicioso programa social, donde tiene prioridad la lucha contra la pobreza alimentaria del pueblo mexicano.
Es el mismo que iniciara hace una década el presidente de Brasil, Lula de Silva de tendencia socialista. Se puede afirmar sin temor a equivocarse que el sueño de Peña Nieto se concentra en el último presidente mexicano de origen mexiquense. El carismático Adolfo López Mateos, sin duda el mandatario más querido salido de las filas del partido tricolor.
El único presidente del Continente Americano que se opuso al mandato del gobierno de los Estados Unidos de romper relaciones con la República de Cuba de Fidel Castro. Un hecho que marcó la soberanía e independencia que debe tener una nación en sus relaciones internacionales. Defendió el principio de “no intervención” y alegó el derecho de cada país que podía escoger lo que considerara más conveniente. Durante varios años fue el único país latinoamericano que mantuvo relaciones con el gobierno socialista de Castro.
Un presidente que fijó una política de tendencia hacia la izquierda y que logró la mayor estabilidad económica y civil de los últimos tiempos de la nación mexicana.
Para conocer la historia que se avecina hay que leer la biografía y el programa de gobierno de Adolfo López Mateos y su esposa, la maestra Eva Sámano, la primera dama que creara el primer instituto de atención a la niños, que actualmente se conoce como el DIF. En el terreno político destacó la ley electoral que permitió que los partidos de oposición contaran con legisladores, en el ramo educativo creó los libros de texto gratuito.
La producción industrial creció en un 51.9 por ciento, destacando de manera espectacular el crecimiento en las ramas de la petroquímica, cuando se crearon los complejos establecidos en Coatzacoalcos, la industria automotriz, textil, química, mecánica y papel. No permitió que tuvieran fuerza y crecieran los líderes sindicales como los casos de Carlos Romero Deschamps y Elba Esther Gordillo, situación que parece continuar el presidente Peña Nieto.
Peña Nieto y López Mateos pertenecen al mismo grupo político de Atlacomulco que fundara Isidro Fabela. El mandatario mexicano de los años 1958 al 1964, fue maestro de la Escuela Normal y trabajó como reportero en un periódico que tenía como logotipo “Impetu”. Durante el gobierno de Pascual Ortiz Rubio se tuvo que exiliarse en el extranjero, al igual que ha ocurrido con algunos periodistas mexicanos durante administraciones priistas en Veracruz.
¿Quiere conocer el futuro del país en el gobierno de Enrique Peña Nieto, solo asómese a la brillante biografía de López Mateos? El hombre que nacionalizara la industria eléctrica y que Felipe Calderón ilegalmente expulsara y terminara con el Sindicato Mexicano de los Electricistas.
Era un hombre de izquierda y de firmes convicciones ideológicas.
Lo que necesita México…
Los que están detrás

Algo realmente preocupante son las versiones que circulan en las redes sociales que fueron altos mandos del PRI, molestos con las designaciones del nuevo gabinete de Peña Nieto, los autores intelectuales de los violentos desmanes en la capital de la República y en algunas ciudades de provincia.
Se siguió la misma línea. Así como se compraron los votos, ahora se utilizó el dinero para contratar a un grupo de agitadores que aprovecharon el idealismo para escudarse en la natural disidencia de los jóvenes universitarios.
Una misma historia que se repite a lo largo de los tiempos políticos.