Los medios de comunicación están siendo objeto de estudios cada día más especializados. El tema Veracruz figura en la agenda de los investigadores.
Los ya tradicionales pleitos entre los grupos políticos, tanto del primer priista del estado, como es el gobernador Javier Duarte con el expriista y adherente panista, Miguel Ángel Yunes Linares, donde se exhibe y desnuda a este turbulento ex subdirector de Aeropuertos y del Issste como dueño de todo un catálogo de una inmobiliaria de renombre de los Estados Unidos y se dan a conocer las cuantiosas fortunas obtenidas de sus cargos públicos, así como las controversias y las ríspidas polémicas sobre la veracidad y credibilidad de las declaraciones de uno de los autores del brutal crimen de la periodista Regina Martínez.
Para cualquier analista de la comunicación se preguntará ¿Serán estas notas de chismes políticos y policiacos las que jerarquizan las primeras planas de los periódicos?
¿Ese tipo de informaciones serán las que realmente interesen a los lectores?
¿Valdrá la pena los relatos de la terrible experiencia que vivieron antier los pudientes comensales de un comando fuertemente armado con el fin de secuestrar a una persona del Villa Rica, restaurante supuestamente familiar en Mocambo?
Desde una perspectiva profesional y académica estas informaciones es todo lo opuesto a un periodismo propositivo y orientador de la opinión pública.

Chiapas, un espejo

La misma historia que confronta el PRD en Chiapas, es una nueva edición de lo que tradicionalmente ocurre en Veracruz. Donde los líderes locales están a la disposición del mejor postor. En Tuxtla Gutiérrez, el líder estatal Luis Cal y Mayor con quince directivos fueron expulsados al ser acusados de alta traición por intentar desaparecer al partido del Sol Azteca durante el pasado proceso electoral del mes de julio. La semejanza con lo que sucede frecuentemente en Veracruz, donde los jerarcas estatales del perredismo son cooptados, es que se trata de los mismos operadores priistas que trabajaron en la pasada administración.
Dejaron las mismas huellas de los conocidos patronímicos.

Una farsa bien planeada

Durante semanas fue el tema prioritario de los medios de comunicación la iniciativa preferente del presidente Felipe Calderón sobre la esperada Reforma Laboral. Por su carácter de prioridad del mandatario saliente, se aseguraba que sería aprobada bajo el sistema “fast track”.
Tal cual ocurrió, en la Cámara de Diputados las pequeñas modificaciones hechas y la ausencia de legisladores de oposición facilitaba el manejo para que pasara a la Cámara Alta. Allí se encontraron con más resistencia sobre todo por los sustanciales cambios sobre la transparencia sindical que afecta a los eternos líderes de maestros y petroleros afiliados e inventariados por el PRI.
Es una mafia de sindicatos intocables. Todo este trabajo tenía su bien planeada estrategia por la cúpula del partido tricolor y el nuevo poder político del grupo de Atlacomulco. Los compadres Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones deben estar muertos de risa sobre la ingenuidad e inocencia de los legisladores del PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano.
Era toda una farsa bien planeada. Tantos años del viejo priismo con políticos doctorados que saben perfectamente como mover el abanico y que algún iluso soñara que no volverían a las mañosas y retorcidas prácticas.
Se atascó el “reformón laboral” del calderonismo. ¡Ya palmó! afirman los columnistas políticos de esta ciudad capitalina.
La expectación sobre la reforma calderonista tenía que quedarse congelada hasta que Enrique Peña Nieto envíe lo más conveniente a sus planes y compromisos particulares. Tanto espacio periodístico para nada.
Y esto es apenas el principio.