Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
Revolución sin cambios
2012-09-17 | 08:16:26
El padre Arsilio dijo en su sermón que estaba alarmado por la proliferación de la pornografía en el pueblo. “Alquilé un video –relató- con el nombre de ‘Juegos prohibidos’. Pensé que se trataba de la famosa película francesa. Me equivoqué, hermanas y hermanos: era una película pornográfica. Se ve en ella toda clase de actos sexuales: hombres con hombres, mujeres con mujeres, orgías entre mujeres y hombres; todo lo más depravado que puedan ustedes imaginar.
¡Ah, pero la ira del Señor caerá sobre los pecadores que hacen esas películas y las distribuyen!”. Al final de la misa un pequeño señor se acercó al párroco y le dijo: “Lo felicito por su sermón, padre. Me dejó una inquietud grande”. “¿Cuál es esa inquietud, hijo?” –le preguntó el buen sacerdote. Contestó el señorcito: “¿Dónde alquiló usted esa película?”...
Don Martiriano se topó con un amigo al que hacía mucho tiempo no veía. Le dijo el amigo: “Supe que te casaste con Jodoncia. ¿Cómo te ha ido en tu matrimonio?”. “No me puedo quejar” -contestó don Martiriano. “¿Significa eso –volvió a preguntar el amigo- que te ha ido bien?”. “No –suspiró don Martiriano-. Significa que no me puedo quejar, pues si me quejo me mata mi mujer”...
Doña Alcaucila, madama de una casa de mala nota, observó que una de sus pupilas le negaba algo a su cliente, un anciano señor con el que había estado en el cuarto. Llamó aparte a la chica y la interrogó: “¿Qué quiere ese señor?”. Replica la muchacha: “Dice que le gustó mucho lo que tengo, y me pregunta si no tengo otro para llevar”…
Fui a perorar en una escuela perteneciente a la universidad de una ciudad del noroeste. Habían empezado las campañas para la renovación de la mesa directiva de la sociedad de alumnos, y no pude menos que sonreír al ver el sonoroso lema de una de las planillas que participaban en la contienda electoral. Decía así ese lema: “¡Por una revolución sin cambios!”. La paradójica declaración en algo se parece al PRI, que en forma igualmente paradójica es al mismo tiempo revolucionario e institucional.
Desde luego los priistas aducen razones y motivos para justificar el aparente contrasentido, pero al menos a primera vista esos dos términos parecen opuestos uno al otro. ¿Sobre cuál de ellos hará más énfasis Enrique Peña Nieto? ¿Será más revolucionario que institucional o más institucional que revolucionario? Pienso que el mexiquense tiende a la ortodoxia, y que no cabe esperar de él golpes de efecto como aquellos que dio Salinas de Gortari al iniciar su gobierno.
Salinas necesitaba fortalecer su imagen después de la tristemente célebre caída del sistema (cuyo artífice, por cierto, es ahora flamante personero de la izquierda lopezobradorista). A pesar de su juventud, creo, Peña Nieto se conducirá en forma conservadora, sobre todo al principio de su mandato, de modo de no agitar las aguas ya de por sí agitadas por sus opositores.
No actuará, creo, en forma personalista, ni para los reflectores. Buscará consensos a fin de conseguir los cambios que necesita este país. Procurará eficacia más que lucimiento. No esperemos, entonces, sacudidas que nos causen sorpresa y nos hagan decir “¡Ah!”, “¡Oh!” y mucho menos “¡Uta!”. Habrá cambios, sí, y cambios importantes, pero serán conseguidos a través de pacientes negociaciones y de acuerdos de política. Las cosas ya no se pueden hacer de otra manera…
Don Pachucho, señor de edad madura, casó con Pirulina, muchacha de buen ver. Cuando llegaron a la suite nupcial el añoso novio se sorprendió al ver que su desposada sacaba de su maleta un plumero y un sacudidor. Le preguntó, extrañado: “¿Para qué trajiste esos trebejos?’’. Respondió Pirulina: “Pensé que harían falta. Supongo que habrá algunas cosas que tendré que desempolvar’’...
Y ahora, para concluir, he aquí la romántica historia de la muchacha que le dijo llena de tristeza a su novio, con el que ya se iba a casar: “ Temo por nuestro matrimonio, Rigoberto. ¡Tantas cosas hay que nos separan! Por principio de cuentas yo soy pobre, no rica como tú. Soy ignorante, y no persona culta como tú. No soy mujer de mundo, como las que estás acostumbrado a tratar; soy sólo una chica sencilla, humilde y buena”.
Le dice el muchacho al tiempo que la abrazaba con ternura: “Me gusta cómo eres, Dulciflor, y no te cambiaría por nadie”. “Entonces -pregunta la chica con voz esperanzada- ¿me amarás de todas maneras?”. “Claro que sí -responde él-. Una distinta cada día”… FIN.

MIRADOR
Armando FUENTES AGUIRRE

Ayer llegó la lluvia.
La oí de pronto. Tocaba un sonoro pizzicato en el techo de la casa del Potrero. Al rato se deshizo en un llanto suavísimo, como si se hubiera puesto a llorar alguna ausencia.
En cada aguja de cada rama de cada pino se clavó una gotita igual que perla. El árbol grande que está junto a la puerta, y que en la tarde opaca era un anciano vestido de jirones, cuando brilló el sol se volvió rey de diamantes.
Yo, sin salir, dejé que la lluvia me mojara. Un tenue río de lluvia me recorrió por dentro y me empapó la carne aridecida por el pensamiento.
Luego dejó de llover. Por el goterón caía el agua de una clepsidra. Llegó la noche. Me dormí, y soñé un río de aguas lentas que me llevaba, marinero en un barco de pino, hacia las quietas aguas de un eterno mar.
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
AFA
“... Saldrá un libro sobre la diplomacia norteamericana...”.
Voy a resumir sin más
ese tema interesante:
la sonrisa por delante
y el garrote por detrás.

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