Ya se terminó la expectativa de que algún día volvería a volar Mexicana de Aviación, ya que de un momento a otro se declarará en quiebra. Durante dos años y medio mantuvieron a los cinco mil empleados de esta empresa con la esperanza de recuperar sus trabajos y que se les pagarán sus quincenas. Un pasivo laboral que asciende a 2 mil 492 millones de pesos, que lo más seguro es que nunca llegará ese dinero a sus vacíos bolsillos.
De acuerdo a nuestras leyes laborales, los trabajadores son los primeros que se les tiene que pagar con los activos que supuestamente existen. Los siete aviones que no eran rentados de la gigantesca flota están embargados por el Banco Nacional de Comercio Exterior.
Se les mantuvo en un engaño con la complicidad de las autoridades federales tanto de la Secretaría del Trabajo, como la de Comunicaciones. Los beneficiados fueron los propietarios de Interjet, de Miguel Alemán, Volaris, con Emilio Azcárraga y Pedro Aspe, entre otros socios, además de los dueños de Aeroméxico.
La ilusión de los viajeros de otras plazas que dejó Mexicana de Aviación como es el caso de Coatzacoalcos y Minatitlán se vinieron abajo y tienen que soportar los malos servicios de Aeroméxico con los reducidos y estrechos asientos de los viejos aviones con continuas demoras y cancelaciones, además de tener que pagar elevadas tarifas para un viaje que no dura arriba de cincuenta minutos.
Es toda una historia de traiciones y fraudes. La inexplicable protección al anterior dueño, Gastón Azcárraga Andrade, que apoyó con recursos la campaña de Felipe Calderón, es en donde se finca el poder de esta sucia tarea.

LA BIBLIA PERIODÍSTICA
No pierdan de vista a Liévano Sáenz como futuro director de alguna paraestatal o Secretaría de Estado. Su cercanía con el mexiquense en la entidad veracruzana remonta a su influyente función como secretario del presidente Ernesto Zedillo. Fue el último director general de Azufrera Panamericana, en Jaltipan, lo que le permitió adentrarse dentro de la clase política veracruzana. Es de los pocos políticos nacionales que sabe la realidad de los medios, tiene la biblia periodística de haber sido el jefe de Prensa del candidato Luis Donaldo Colosio.

UN PRESIDENTE DE A DE VERAS
Todo sería tan simple y armonioso en los círculos políticos cuando se apruebe la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Sería el capítulo final de toda esta serie de complejos y engorrosos problemas político-electorales.
Al fin tendríamos un presidente de la República electo por la mayoría y no lo que ocurre en la actualidad que solo tres de cada diez de los mexicanos en edad de votar se inclinaron a favor de su persona.
No tendríamos presidentes ilegítimos como ocurrió en estas dos últimas elecciones de índole federal. Es una ridícula minoría con la que gobiernan nuestros mandatarios. De allí que la figura presidencial que era intocable se le haya perdido el respeto y no hay caricaturista de buen nivel que no lo utilice como un tema recurrente que raya en lo ofensivo y en el ridículo.
Al igual que lo que ocurre en las naciones desarrolladas de Europa y América Latina, donde tienen establecida por las leyes constitucionales la segunda vuelta electoral. Este sistema permite que la persona que gobierne la nación cuenta con al menos con un respaldo de un cincuenta por ciento más uno de la población y por ende con una mayor y auténtica legitimidad.
Después de años de luchas, al fin habría un verdadero presidente de México.