Se vive una especie de “calma chicha” y por lo general es el vaticinio de una gran tormenta. Ya son varios los analistas políticos y connotados periodistas que vislumbran un fuerte choque en las altas esferas de las fuerzas militares del país que podían convulsionar el Estado de Derecho.
Felipe Calderón cometió el más grave error de su gestión presidencial, al sacar de los cuarteles al ejército y la marina además de permitir que los altos mandos militares percibieran, conocieran y valoraran la compleja realidad social y política que confronta la crítica situación que vive el pueblo mexicano. Sus equipos de inteligencia ahora saben las debilidades de los gobiernos civiles.
De esta manera los generales y los almirantes pueden dar cauce al hechizo del que ejerce el poder y por ende su influyente quehacer. Aprovechando el profundo malestar que dejaron los resultados de las pasadas elecciones y la fuerza creciente de las movilizaciones estudiantiles les resultaría difícil resistir la tentación de permitir a los corruptos políticos dejarles de nuevo la tarea de gobernar, conscientes de las pésimas administraciones de los últimos gobiernos, tanto del PRI como del PAN.
La gota que derramó el vaso fue la formal prisión declarada en contra de cuatro generales donde destaca el divisionario Tomás Ángeles Dauahare exdirector del H. Colegio Militar y que participara en algunos eventos del candidato priísta Enrique Peña Nieto, lo que hace presumir que se trata de un montaje de la procuraduría general sobre la encarnizada lucha por la titularidad de la Secretaría de la Defensa.
Hay otro detenido que se mantiene en secreto, el general en activo Rubén Pérez Ramírez, comandante de la 22 zona militar que por pura coincidencia se encuentra en el estado de México. Es una brutal batalla de intrigas donde todo se vale.
Si fueran ciertas las acusaciones contra estos mandos castrenses se confirmaría que la delincuencia organizada ha podido infiltrarse en los altos cuadros de la seguridad nacional, con los graves riesgos que esto implica para la población y para el propio gobierno.
El que las fuerzas armadas se encuentren en esa posición indeseable del escándalo y del descrédito. Con el río revuelto todo pueden suceder y por ende la seducción de un temido e ignominioso golpe de estado.

¿QUÉ NOS ESPERA?
El repetido equívoco de Enrique Peña Nieto como el reciente caso de la confusión en los apellidos de las clavadistas mexicanas como de reconocidos escritores de la literatura mexicana, es preocupante para los mexicanos si este personaje llegara a asumir la mayor responsabilidad que existe en el país.
Podría confundir a Barack Obama con Fidel Castro.

AL FILO DE LA NAVAJA
De que hay personal dentro del ORFIS que le hacen la vida pesada al contador cosamaloapeño Mauricio Audirac no hay la menor duda. Personas interesadas en que se retire del cargo y para ello le elaboran abultados expedientes de sus manejos corruptos que son utilizados para sus gratuitos enemigos de los partidos de oposición o molestos profesionales del mismo ramo que buscan ser salpicados con las negociadas auditorías. Compromisos electorales que se deben cumplir son los primeros avisos sobre futuros cambios, en contraparte figuran destacados miembros de la clase política veracruzana quienes han creado un bloque para ahuyentar y refutar a personajes que buscan el influyente cargo. Por un lado el fuego amigo atizado por exfuncionarios que se encuentran en la banca y por el otro un grupo contestatario que refuta e impugna cualquier movimiento de un relanzamiento político en esta selecta y cómoda esfera de la fiscalización estatal.
El que se gaste poco más de un millón de pesos en la remodelación de los baños o se utilice para aterciopelados papeles sanitarios, como que no ameritan el espacio mediático que se le otorga a estos oficiosos declarantes.