Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
La alta burocracia
2012-04-11 | 21:19:38
Antier fue nombrado Arnulfo Márquez, nuevo titular de la Oficina de Gobierno y Consejería Jurídica en el gobierno del Estado de Veracruz. Es de esos nuevos puestos creados, donde cualquier político que se encuentra en la banca y que pertenece al selecto grupo de los llamados todólogos, se le puede otorgar este cargo dentro de la alta burocracia, es un puesto aparentemente importante, pero que nadie sabe cuál es su real función.
Es como en los tiempos del gobernador Rafael Murillo Vidal, se le había prometido a un determinado funcionario un cargo significativo y a última hora no sabían en donde colocarlo. Mañosamente se le decía:
Para que veas lo influyente de tu nuevo cargo, tú vas a ser el primero que estarás en contacto con el señor gobernador, todos los días, antes que cualquier funcionario, tú lo vas a ver en privado. Estarán solos tú y el ejecutivo estatal.
Y el ingenuo aspirante a la alta burocracia se le ocurría preguntar:
¿Y cuál es el puesto que me van a dar?
Serás el director general de ascensores.
No le mintieron, era el primero en verlo y darle los buenos días; por lo general en el trayecto en el elevador estaban solos unos instantes con el gobernante veracruzano. Lo singular es que no se le engañó, más que con una verdad que estaba encerrada en una apariencia falsificada.
Ranulfo Márquez, el exsecretario de Protección Civil, estaba semanas atrás muy confiado, que su nueva designación sería la de secretario de Gobierno, en lugar del ingeniero Gerardo Buganza.
El compromiso electoral con el panista de hueso azul, estaba más que cumplido.
Alguien muy poderoso en el altiplano se lo había asegurado que sería el número dos al popular “cabeza de lata”. Ranulfo Márquez estaba operando como delegado del PRI en el estado de Puebla y contaba como salvavidas de última hora con su robusta madrina Beatriz Elena Paredes, para soñar con un cargo en el gobierno de la ciudad de México.
Alguien lo puso poner los pies en la tierra y darse cuenta que en el Distrito Federal, el PRI no tenía nada qué hacer.
La explicación lógica que existe para este despistado nombramiento, es que el gobierno estatal no tiene en la actualidad a ningún operador político. Se requiere la experiencia y el talento del alumno más aventajado de Fidel Herrera Beltrán.
Tanto en la cúpula del PRI estatal, como el coordinador de campaña del candidato presidencial del partido tricolor, son simples aprendices al lado del astuto y ejercitado Tonicho.
El licenciado José Guillermo Herrera ya esperaba el relevo. De nuevo le dieron una patada y ahora que había probado las mieles del importante cargo que se le otorgó al final de la pasada administración y los beneficios económicos del nuevo gobierno estatal, le cayó el veinte al hombre más cercano al senador Dante Delgado que simplemente fue utilizado y que tanto la Secretaría de Comunicaciones como la notaría --que sigue sin utilizarla--, eran solo un señuelo para fines electorales y ya se cumplió con el compromiso. Don Fernando Gutiérrez Barrios tenía como filosofía de su vida pública: “Recuerda siempre que el poder de un cargo político es prestado. Tarde que temprano lo tienes que devolver.”

El pasado, el peor enemigo

La nueva campaña del PRI y del PAN es de acusarse mutuamente de mentirosos, tanto a Josefina Vázquez Mota por exagerar las cifras de la construcción de pisos firmes en tres millones de casas y resulta que solo llegan al 10 por ciento, es decir, se pusieron solo 300 mil.
Y los 500 compromisos que firmó ante notario, el entonces gobernador Peña Nieto, en el Estado de México, ahora resulta que no cumplió en un elevado número de casos. Muestran carreteras, hospitales y escuelas que siguen inconclusas. Ninguno de los dos tiene forma de defenderse, están las gráficas.
La campaña electoral se convirtió en una competencia de pinochos.

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