Resulta preocupante el desconocimiento de los candidatos y líderes de los partidos políticos sobre las formas como se desarrolla una campaña electoral. Ellos creen saberlo todo y se olvidan que cada estrategia es diferente y que no existe ninguna receta igual. Cada elección es única, pues tiene sus propias variables y sus propias reglas.
¿Habrá leído por casualidad Erick Lagos y sus aspirantes priistas o Enrique Cambranis y sus candidatos azules, a David Easton, Antonio Gramsci, Carl Schmitt, Heinz Guderian o cuando menos a los consultores locales como Adolfo Ibinarriaga, Rubén Aguilar o Roberto Trad?
El objetivo de una campaña política es ganar la elección. Lo primero es evaluar las fortalezas propias. Conócete a ti mismo. Aterrizar en el terreno electoral tus puntos favorables, saber las debilidades de tus adversarios y las oportunidades que hay en el entorno de una contienda electoral. Nicolás Maquiavelo asevera que “Difícilmente resulta vencido él que sabe evaluar sus fuerzas y las del enemigo.”
Ya no basta el carisma del candidato o la estructura de un partido político si quieren ser competitivos, se requiere una metodología y técnicas específicas.
El problema de México es el conformismo del pueblo ante la enorme ineptitud de la clase política del país y la tramposa forma como buscan tener el poder.

SIGUE CABALLO BLANCO

Según la nota de la publicación Ib Times Gold se sigue trabajando a ritmo acelerado en la construcción de la minera Caballo Blanco, donde asegura su presidente Keith Piggott, al reiterar que el gobierno federal les ha otorgado los permisos para la explotación y que no se han visto afectados con las declaraciones del gobernador Javier Duarte de Ochoa de rechazo a este proyecto.
“Nuestro programa de trabajo sigue delante de acuerdo a los tiempos proyectados y con respecto a lo declarado por el gobernante veracruzano los califico como comentarios”. El dueño de esta empresa sostuvo que los permisos de explotación de los minerales y metales preciosos veracruzanos sólo competen y están bajo la jurisdicción del gobierno federal.

NO CONOCEN A LOS LEGISLADORES

Según una encuesta dada a conocer por la Secretaría de Gobernación, sólo cuatro por ciento de la población confía en los partidos y el diez por ciento piensa que los legisladores sí trabajan a favor de los representados.
En el estado de Veracruz solo el tres por ciento respondió afirmativamente que sí conocía, quien era su diputado. Y de ese tres de cada cien, se equivocaron dos con el nombre de su legislador federal. En lo que resultó desastroso es que nadie supo como vota su representante legislativo y a favor de qué iniciativa de las presentadas. Tampoco pudieron contestar las veces que ha visitado su distrito y desconoce la forma de comunicarse con él o ella.
El sistema político-electoral que existe en el país fue creado para fomentar la competencia de los partidos y por ende la repartición del poder. Ningún diputado está obligado a rendir cuentas. Políticos que hacen promesas y después ignorarlas.
La periodista Denise Dresser afirma que la democracia está guiada por los diez mandamientos de los políticos mexicanos: Amarás el hueso sobre todas las cosas. Tomarás el nombre de la democracia en vano. Santificarás las fiestas patrias tomándolas como un puente vacacional. Honrarás a los líderes de tu partido, ya que ellos te dieron vida. No matarás a la gallina de los huevos de oro que es el presupuesto público. Jamás hablarás de los sobornos pactados y de las iniciativas negociadas. No robarás en forma descarada, comprarás propiedades y todos tus negocios serán en efectivo para no dejar rastro. Darás falsos testimonios y mentirás siempre a los medios. No pensarás jamás que fuiste electo para representar a la población, el poder no se usa para servir, sino para servirse. El décimo mandamiento Codiciarás los bienes de la República y te los embolsarás, los bienes de la nación están allí, para ser puestos a tu disposición. En México la clase política se rige por un undécimo mandamiento, el más importante de todos: “Tapaos los unos a los otros”. Amén.