Nos encontramos a treinta días que arranquen formalmente las campañas para renovar los poderes ejecutivo y legislativo del país, exactamente cuatro semanas de estar velando armas y estrategias para borrar a los contrarios y arropar la intención del voto de 77 millones de mexicanos, que componen el padrón electoral del país. Será una contienda polarizada y enconada. No hay duda que el próximo Congreso de la Unión estará integrado por tercios de las fuerzas políticas que están debidamente registradas.
A pesar de los pronósticos dados por las empresas encuestadoras, el arranque del treinta de marzo mostrará números diferentes.
La ilegal intromisión del presidente Felipe Calderón en la Convención de banqueros, donde aseguró que la ventaja de Peña Nieto sobre su candidata Josefina Vázquez Mota se había reducido a cuatro puntos, según encuesta ordenada por la Presidencia de la República, se desconoce la veracidad y confiabilidad de esos resultados, lo único cierto de esa declaración, es el desplome del exgobernador mexiquense, pero no por la supuesta creciente popularidad de la candidata panista sino por el harakiri del priista.
Y con este aviso de Calderón Hinojosa, es lógico suponer que se seguirá la misma estrategia: Poner en evidencia la corrupción de los gobiernos priistas y establecer un vínculo entre el narco y algunos exgobernadores del partido tricolor, y con ello modificar la correlación de fuerzas y debilitar al puntero de las encuestas. Respecto al proceso que se le sigue al exgobernador Tomás Yarrington en Texas, presentado por la DEA, en estos días saldrán las órdenes de aprehensión que podrían convertirse en una solicitud de extradición.
No debería sorprender de que un gobernante tamaulipeco operara con los narcos, desde la época de Salinas de Gortari ellos cubrían las campañas políticas de los candidatos a gobernador de los estados del Golfo.
Lo que nadie entiende es cómo la PGR durante todos los años transcurridos no encontró evidencias y abrió las averiguaciones para llevarlo a juicio, y tuvo que ser una dependencia norteamericana la que lo hiciera.

La educación de los candidatos

Hay ciertas declaraciones de los miembros de la clase política mexicana que no son congruentes. Como la que realizara la aspirante del PAN a la primera magistratura del país, Josefina Vázquez Mota de “ Yo quiero ser la primera presidenta de México para cuidar a sus familias como la mía”.
¿Quién necesita una mamá en la Presidencia de la República?
Para la gran mayoría de los electores se les esconde un hecho, que tanto Enrique Peña Nieto como Josefina Vázquez Mota, ambos estudiaron en escuelas que son manejadas por el Opus Dei.

Opiniones negativas

En un estudio de opinión realizado por Excélsior, un periódico nacional, apunta una serie de situaciones negativas y cómo actuarían los aspirantes de los tres partidos políticos a ser presidentes del país en el caso de ya estar en Los Pinos.
En la mayoría de los casos es Enrique Peña Nieto el que alcanza el mayor número de votos.
En este reconocimiento de los votantes, aceptan que estaría en primer lugar el priista, como el que sí negociaría con los narcotraficantes, que haría todo lo que le pidieran los Estados Unidos, que habría durante su gobierno una mayor corrupción, que también sería el que endeudaría más al país y que provocaría finalmente una devaluación.
Pero hay dos situaciones donde la panista Josefina Vázquez Mota como presidenta de México lo rebasa, y es que ella sí privatizaría a Pemex y la que aumentaría los impuestos.
Lo interesante de esa encuesta es que los declarados como priistas y perredistas, en un 87 por ciento sí votarían por su candidato, en cambio en el PAN, existe un 23 por ciento de los militantes azules que no votarían por su aspirante.