El que fuera fiscal de la PGR para delitos electorales, José Luis Vargas, que fuera removido esta semana, hecho al que se opuso de manera terminante la cúpula nacional del PRI, al considerar este movimiento muy sospechoso en esta etapa en que se desarrollan los procesos electorales para renovar los poderes ejecutivo y legislativo federales.
Es toda una historia política que tiene varias vertientes.
¿Cómo se enteró con tanta anticipación Pedro Joaquín Coldwell que iban a remover al responsable de la Fepade?
¿Cuáles fueron las razones de mayor peso por la que quitaron al cuarto para las doce dentro del organigrama de la PGR a José Luis Vargas?
Una de las corrientes que se investigan es que el fiscal de la Fepade alertaba a ciertos políticos y líderes partidistas sobre las investigaciones que realizaba.
Pedro Joaquín Coldwell asegura que fue despedido porque se negó a invalidar la elección de Michoacán, donde la hermana del presidente Calderón, María Luisa había perdido la elección a la gubernatura.
Otra versión que se manejó y que representa un serio peligro, era que debería de anularse la elección por la participación del crimen organizado en este cambio de gobierno estatal.
Michoacán podría ser usado por la vía del experimento y con este antecedente en caso que el PAN perdiera la elección presidencial criminalizar los comicios del próximo primero de julio.
Lo lamentable del caso de la remoción del titular de la Fepade es que esa versión del hábito priísta de cooptación, era que el propio fiscal acudiera ante la cúpula del tricolor para que el PRI lo defendiera y no lo corrieran de su cargo. Uno de los argumentos que se manejó es que el alto funcionario de la PGR los había ayudado con las credenciales de elector alteradas y el cambio de domicilio equivocado, que permitiera en el estado de Veracruz, como en otras entidades, se realizara el turismo electoral que adquiriera singular relevancia en los municipios de Boca del Río y Veracruz.
Se supone que el fiscal de la Fepade debía el cargo a un gobierno panista al que debía cierta lealtad, si bien por principios no debiera tener ninguna afiliación partidista y debiera actuar apegado a las normas del Derecho Electoral.
Surge la duda: ¿Si por defender su cargo se entregó al PRI o de antemano su actividad imparcial estaba ligada a este partido político?
Si guarda silencio José Luis Vargas Valdés, sus razones tendrá para justificar su incierto futuro político.

La adicción de Peña

Gran expectación existe en las librerías capitalinas sobre el libro de Beto Tavira, titulado “Las mujeres de Enrique Peña Nieto”. En los textos adelantados se habla como su mayor adicción, es su debilidad y al mismo tiempo su mayor riesgo es su afición por el sexo femenino.
Una de sus novias, Rebeca Solano, lo retrata como una nueva versión del actor Pedro Infante con el poder de la seducción de Mauricio Garcés. Coinciden que es el clásico macho mexicano: conquistador y mujeriego.
Es la nueva clase política del PRI. La que busca las alcobas de los Pinos.

El cambio de Calderón

Pocas veces se coincide con el pensamiento del presidente Felipe Calderón, pero en esta ocasión merece todos los respetos. El jefe del país afirma que durante mucho tiempo la falta de espacios en las universidades públicas contribuyeron a formar un círculo perverso que ahonda la desigualdad.
Es injusto que muchos jóvenes talentosos abandonan sus estudios por motivos económicos. Es prioritario igualar las oportunidades a las nuevas generaciones. Es negatorio el derecho a la educación para aquellos que no tienen dinero.
Es una nueva descendencia de mexicanos que no tienen las mismas oportunidades de los niños ricos.
La calidad educativa también es discriminatoria.