Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
El gabinete de AMLO
2011-12-21 | 20:52:04
Es la primera vez que un candidato presidencial da a conocer con tanta anticipación que personas lo acompañarán en su gabinete. Consciente Andrés Manuel López Obrador que lo más importante en este quehacer gubernamental es el equipo con el que se realiza. Es básico contar con el recurso humano eficiente y comprometido para una buena administración.
Benito Juárez entra a la historia por el calificado personal que lo acompañó.
No tenía ninguna duda López Obrador que su único competidor dentro de los partidos de izquierda, era Marcelo Ebrard, quien había despertado importantes corrientes del pueblo mexicano para que fuera el próximo presidente de México, de allí que al ofrecerle la titularidad de la Secretaría de Gobernación, lo coloca en la antesala para sucederlo, al igual que lo hiciera en la jefatura de gobierno de la ciudad de México.
El otro destacado personaje invitado para el gabinete como secretario de Educación, es el doctor Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, figura clave en los sectores intelectuales más reconocidos. También ha sido considerado como un poderoso candidato presidencial, quien cuenta además del amplio reconocimiento de los sectores sociales aunado al apoyo de los millones de jóvenes y egresados universitarios.
No se descarta a Dante Delgado Rannauro como otro miembro del próximo gobierno. Será titular de una de las secretarías importantes que le permitan cumplir con las promesas de campaña. Apúntelo en Sedesol.
Porqué no se preocupa AMLO por el tercer lugar que ocupa en cualquier encuesta que se realice en el país, está muy por debajo de Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, la tranquilidad de AMLO es que él esta consciente que cuenta con el aval de más 50 millones de mexicanos sumidos en la mayor de las pobrezas y que no figuran en ningún estudio de opinión.
Algo raro pasa
La policía de los Estados Unidos detuvo a 203 personas ligadas con el cartel de Sinaloa. Durante la captura se les incautó 7.8 millones de dólares, 294 kilos de marihuana, 55 de cocaína y dos de heroína.
Se realizó el operativo sin que ninguno de los dos centenares de presuntos delincuentes sufriera el menor daño.
No se hace raro que en estas acciones de la policía norteamericana no hay el menor rastro de sangre y que siempre en nuestro país hay decenas de muertos y casi ningún herido. No queda nadie con vida. No hay testigos. Ni siquiera las obligadas actas ministeriales levantadas. ¿Qué se trata de ocultar?
Que diferencias hay entre las acciones en los EU y lo que ocurre en México.
Es el mismo tipo de delitos y son los mismos miembros de un cártel mexicano.
Un esclavo de la noticia
El periodismo heroico se hacía muy diferente en el mundo , en los años de 1940 y la caída del Muro de Berlín en 1989. Representa una era en la que los reporteros tenían que desplegar inteligencia, audacia y valor para cumplir con sus cometidos, lo mismo en la selva que en el salón de recepciones, igual en una guerra que en la conferencia de paz.
Fue un universo que terminó con el advenimiento del Internet y el arribo de las comunicaciones satelitales, que acercaron la noticia a los lectores pero alejaron la investigación personal y el contacto del reportero con la alegría o el sufrimiento humano.
Ahora los periodistas pueden llegar desde lo más profundo de las barrancas a las redacciones de sus diarios sin tener que viajar con la máquina de escribir al hombro, que requería un doble esfuerzo y hasta condición física para perseguir las guerras y no a los narcos y maleantes, que hoy parecen ser, en las noticias, el conejo de los galgos.
Lo anterior fue escrito por el periodista veracruzano Manuel Mejido, se le recuerda en los años del viejo Excélsior, como el autor de un estupendo reportaje sobre el golpe de estado en Chile.
Acaba de editar un libro titulado “Con la máquina al hombro”, lectura indispensable en las escuelas de periodismo, donde muestra el auténtico ejercicio profesional de este oficio, como un testimonio y el reto permanente que debe tener un reportero.
Los periodistas subvencionados no pueden comprender que sus escritos sobre boletines oficiales deben hacerlo de una manera desinteresada, acostumbrados a vender su independencia y hasta la dignidad.
Frente a esa rutina mediocre y burocrática de la prensa por encargo, este libro es un viaje del periodista instalado en la búsqueda personal de la información , un esclavo de la noticia, que viene a decir que el periodismo se puede hacer de otra manera…cuando la tinta está metida en la sangre.

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