Ya definida la elección del pasado mes de julio a favor del priista, Javier Duarte de Ochoa, se notará que a partir de este día, tanto en las esferas políticas como económicas, se abre un nuevo espacio de cierta seguridad y confianza que vendrá a recompensar la paralización que vive la entidad por la falta de recursos y la intranquilidad que provocaba la indeterminación electoral.
Una inercia de los que oponen al cambio.
Se requería que el Ejecutivo Estatal, Fidel Herrera Beltrán contara con el aval del próximo gobernador veracruzano, para que se agilizaran los trámites del multimillonario débito que se necesita para resolver los graves problemas y acelerar el desarrollo de la entidad.
Tanto proveedores como contratistas tendrán la certeza de que los adeudos serán cubiertos, no tanto en tiempo, pero sí en forma.
En el área política se terminará la época de las especulaciones y podrá el próximo gobernador tener una certeza para hacer compromisos con los diversos sectores que participan,-- de manera activa algunos y otros de forma velada--, en el complejo quehacer político.
Llegó el tiempo de empezar a tejer fino y de manera meticulosa los pactos y convenios, tanto con partidos políticos como con los eternos caciques de obreros, maestros, petroleros, sindicatos y los artificiales caudillos que controlan los montajes de las fuerzas políticas de las diversas regiones de la entidad.
Llegó la hora de Duarte y empezar a desvanecerse la corriente del fidelismo.
La concentración de la autoridad en el primero y la evaporación del pinche poder en el segundo.
El mismo ritual de todos los sexenios.
La vitalidad de uno y la debilidad del otro.
El presente y el pasado.

Ultimo informe

El día de la quincena presentará su último informe de Gobierno, el maestro Fidel Herrera Beltrán. La burocracia deberá estar tranquila y cubierta los haberes para escuchar al político del olvidado municipio de Cosamaloapan.
Una fecha que quedará marcada por la nostalgia de la desvanecida omnipotencia y la limitación del absolutismo.
Difícil es templar en el poder a los que por ambición simularon ser probos.

Palenque mexiquense

Tiene toda la razón política Andrés Manuel López Obrador, de oponerse a la alianza del PAN y del PRD en el Estado de México. La terna que proponen los “chuchos calderonistas” con la cúpula que aún maneja el recién casado de César Nava, no es nada seria.
Como si se tratara de un programa de un palenque mexiquense, proponen en primer término al ex rejoneador Giovanni Aloy, seguido por el ex líder panista, Luis Felipe Bravo Mena, y la cantante y artista de telenovelas, Lucero.
Se sienten tan seguros los albiazules con los amarillos maiceados, que cualquiera le puede ganar al que proponga Enrique Peña Nieto.
Al fin y al cabo todo quedaría en familia, Peña Nieto y Lucero, son cartas de exclusividad de Televisa.