Son demasiadas las versiones sobre la venta o alquiler de cargos de elección popular en el estado de Veracruz. En el ojo del huracán de esta vendimia electorera se encuentra don Jorge Carvallo Delfín.
Como el sexenio fidelista llega a su término, ahora son los tiempos de remate de alcaldías, regidurías, sindicaturas y hasta diputaciones locales. Es la última oportunidad de obtener algún beneficio económico.
Todas las posiciones priistas tienen su precio de acuerdo al ayuntamiento o distrito que se quiera representar.
A medida que pasa el tiempo, las ofertas aumentan o disminuyen de acuerdo al empeño mostrado por los interesados en rentar por tres años una posición.
Fernando Gutiérrez Barrios admitía que el poder adquirido en los cargos electorales era prestado.
Por el silencio guardado por el dirigente estatal, Carvallo Delfín, ha sido muy adecuado para que haya una mayor promoción, que al igual que las ventas nocturnas de los almacenes no se cierra hasta que salga el último regidor de algún ayuntamiento ofertado.
El problema de don Jorge Carvallo es que no otorga ninguna facilidad de pago, tampoco tarjetas de crédito y mucho menos pagos sobre los futuros presupuestos. No debe quedar el menor débito para la próxima administración.
Como que presiente el líder estatal priista su inminente salida, de allí que haya realizado estas ventas apresuradas de garaje antes de cambiar de casa.
Si los anteriores dirigentes lo hicieron, no se debe perder esta tradicional costumbre.


La fama porteña

Una nota preocupante fue la información principal del periódico Órale, que señala que cada año aumenta en un 40 por ciento el número de trabajadoras sexuales en el puerto de Veracruz. De allí que el gobierno estatal anuncie con bombo y platillo la nueva estadística del aumento del empleo. Lo grave es que el puerto va a ganar otro tipo de fama cuando trascienda que el 60 por ciento son sexo servidores y el resto son mujeres.

Quiénes somos

El Censo de Población y Vivienda del 2010 constituye el documento más importante para conocer la realidad de México. Con los datos que se generan sabremos cuántos somos, quiénes somos y cómo vivimos. Muchos mitos oficialistas se van a derrumbar, sobre el desarrollo alcanzado, la carencia de empleo, falta de programas de salud, los millones de analfabetas y el estado miserable en que se desenvuelve una gran mayoría de mexicanos. Esta información se ha convertido en un ingrediente indispensable en la elaboración de planes y programas de desarrollo en reconocer las graves equivocaciones en las políticas públicas y las condiciones de pobreza que viven grandes asentamientos humanos que carecen de los más indispensables servicios públicos.
Se podrá saber quién tiene teléfono móvil e internet como los máximos avances por la tecnología de la comunicación. Dejaron de interesar en las estadísticas de quién usa la radio o la televisión. No aportan nada al país. Se conocerán los datos indispensables para el análisis y evaluación de la composición, distribución y crecimiento de la población.
Si dejó de ser un país con mayoría de mujeres, si las nuevas generaciones o los adultos mayores son los nuevos componentes de un país que sigue soñando en pertenecer al primer mundo.
México es un país aferrado a las mentiras. El escritor francés, Anatole France, afirmaba que sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento. Sólo los médicos y las mujeres saben cuán necesaria y bienhechora es la mentira.