Resultan ingenuos y hasta cándidos los partidos políticos y sus candidatos cuando creen de buena fe que las alianzas y coaliciones las motivan, porque tienen los dirigentes de esos institutos políticos los mismos ideales y principios.
Por propia experiencia están conscientes que será a corto plazo lo impresionante del elevado cobro de estas facturas.
Para Dante Delgado Rannauro, el apoyo del PRD implica en un buen número de casos sacrificar a buenos candidatos para complacer los oscuros compromisos de los corruptos líderes, tanto estatales como nacionales del partido del sol azteca.
Lo mismo le ocurre al PRI en su alianza con el Verde Ecologista, partido que se ha convertido en un valioso patrimonio familiar. Esta agrupación política, cuyo dirigente estatal, señor Eduardo Aubry de Castro, estableció ya su cuota del diez por ciento en todos los puestos de elección del próximo cuatro de julio. Lo que significan cerca de 80 importantes cargos de servidores públicos, sin contar los compromisos en el gabinete de Javier Duarte de Ochoa.
Para muchos candidatos y partidos les resulta más conveniente estar solos que mal acompañados.

Focos rojos en Córdoba

La profesora Yolanda Monluí será la abanderada de la alianza “Únete para cambiar a Veracruz” para la presidencia municipal del municipio de Córdoba. La profesora Monluí ha ocupado importantes cargos edilicios en el ayuntamiento de la ciudad de los Treinta Caballeros, hasta llegar a ser la suplente de Francisco Portilla, cuando fue llamado a incorporarse al gabinete fidelista.
Es la destacada maestra cordobesa la persona mejor informada del agobiado y desventurado quehacer político del ahora ex subsecretario de Gobierno.
En esta ocasión, tanto el priista como la nueva convergente se van a enfrentar en estos comicios, con la salvedad que ambos ocuparon la presidencia municipal de Córdoba, por lo que la sociedad de ese municipio recuerda la gestión de ambas personas y resulta que la diferencia en el quehacer gubernamental entre la dueña de la Universidad Paccioli y del notario es abismal.
De allí la justificada preocupación de la cúpula priista, sobre todo por tratarse la zona central que le otorgó de manera amplia y cómoda la diputación federal al candidato priista a la gubernatura, Javier Duarte de Ochoa.

Lo absurdo de la guerra

Según las estadísticas dadas por Felipe Calderón el 90 por ciento de los muertos, es decir, 20 mil 468, pertenecen a miembros del crimen organizado, el 5 por ciento, (mil 137) son policías y militares, por lo que se deduce que el restante 5 por ciento es la misma suma de la gente inocente que ha muerto en esta guerra en contra de los narcotraficantes. Cifra que minimizó el presidente Calderón al restarle importancia en el terrible saldo que ha bañado de sangre a toda la República.
Es el mismo número de muertos de las personas inermes y pacíficas, que las bajas que han tenido los policías y soldados, con la diferenta que estos últimos dotados con chalecos antibalas, poderosos armamentos y entrenados para esta lucha.
¿Tendrá algún valor lo que ha logrado Calderón ante el elevadísimo costo de vidas inocentes?
Los analistas más calificados han reportado que no se va a acabar el narcotráfico en términos militares. Habría que acabar con los que producen las drogas, quienes las consumen y el poderoso sistema financiero que posee el crimen organizado.