Parece que hay una doble escisión en el, hasta hace unos meses, compactado grupo del yunismo, que no solo gobernaba en Veracruz sino mantenía el control del Partido Acción Nacional, a través de su líder José de Jesús Mancha Alarcón, hoy más que desgastado tras ser depuesto de la dirigencia estatal.
La derrota de la gubernatura en 2018 y el destronamiento del clan de las riendas del partido albiazul fueron las circunstancias que los han llevado de más a menos. Incluso a quedar frente a una crisis interna.
Las últimas asambleas distritales y los resultados para la elección del candidato de Veracruz al Consejo Nacional del PAN, así como de los consejeros estatales, han prendido los focos de alerta en ese grupo. Lo que los obligó a convocar la reunión urgente del pasado martes.
Y es que solo un dato que confirma la necesidad de evaluar lo que está pasando con el visible desmoronamiento de esa estructura fue el resultado en Boca del Río cuando para la reciente elección de consejeros la disputa terminó en empate a 120 votos. Se trata del búnker yunista, la mayor fortaleza con la que cuentan en el estado, y los visitantes les vinieron a pegar en casa, al menos con una igualada.
Quizá por ello, para tratar de dar certidumbre, –a pesar de las acusaciones en su contra por parte del actual régimen- el viernes seis de agosto reapareció en el café La Parroquia, la cabeza de esta corriente, Miguel Ángel Yunes Linares, acompañado de su ex secretario de Gobierno, Rogelio Franco, y el martes en las exequias del cardenal, Sergio Chedraui, en la Catedral de la capital del estado. Había que proyectar confianza a su equipo.
De esta forma, se convocó a un cónclave en El Estero para definir quiénes son los líderes de grupos y de militantes que están aún de este lado de la cancha, y quiénes se están fugando como las divisas de un país en zozobra económica.
La otra discordia
Pero en el pleno de esa reunión en la residencia de El Estero, entre los adeptos de esta corriente, según los asistentes, llegaron dos actores de suma relevancia, pues son los que se perfilan a suceder el poder municipal de Boca del Río.
Por un lado, el diputado local, Juan Manuel de Unánue, y como adversario al interior del panismo en busca de la alcaldía, otro diputado, éste federal, Carlos Valenzuela. El segundo impulsado por el alcalde Humberto Morelli y al parecer con picaporte en el vecino municipio, con la anuencia política del presidente municipal, Fernando Yunes, para que se promueva en los populares cafés del puerto.
El gran ausente, afirman, fue precisamente, el edil boqueño, y con quien Unánue no va ni a la esquina. Con el último que jugaría a las canicas, aseguran los que saben del tejido panista. Y es que además de la nula relación entre ambos, Morelli parece ya tener gallo en la persona de Valenzuela para sucederlo. Lo que no cae nada bien a Unánue quien ha mantenido una disputa declarada con el empresario-político.
Julen deja el corral
Aquel pacto con el que el grupo del ex alcalde porteño y ex director de centros SCT habría dado su apoyo para que Yunes llegara a la gubernatura ha prescrito.
Y es que con la derrota de Yunes Márquez en las elecciones pasadas, se terminó el acuerdo, que le permitiría a Julen ser el próximo candidato del panismo en el 2024.
Pero además entre otras de las cláusulas del pacto fue que después de Fernando Yunes el actual diputado local e hijo de Julen, Bingen Rementería Molina le sería heredado el poder en el puerto de Veracruz, y así revivir la historia familiar cuando su padre ocupó la silla del palacio del ayuntamiento más antiguo de América Latina.
Lo cierto es que hoy existe ya una confrontación abierta y una andanada de golpes bajos del juego amigo contra el legislador Rementería. Se le ha acusado, por ejemplo, de ser quien filtra y ataca a su vez, con documentos al edil porteño, como los recientes misiles lanzados por el ORFIS donde advierte que se le investiga por el manejo de los recursos federales en el municipio.
Julen se suma pues, al equipo de Cambranis, Tito Delfin y otros que están con todo al lado de Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, cacique de Tantoyuca y ex titular de Sedarpa en el gobierno de Yunes Linares.
El sabe que al lado de éste, tiene todas las de perder, y con los Cambranis y El chapito, una nueva bocanada de oxígeno, lo puede llevar a llegar pleno en el 2024.
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