Son los factores del ego, los que afectan en mayor proporción al ser humano, por eso no debe extrañar que el dueño del balón en aras de tener un buen equipo de trabajo con el tema de la Cuarta Transformación, los invitados a colaborar se la crean y hasta pretendan ser más,de quien fue el que ganó la elección presidencial.
Siempre, ha sido así, el ser humano es perfectible, más no perfecto, y por eso los cambios y acomodos en el gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se están dando de forma gradual, cuando se tiene una nueva filosofía de la aplicación del poder público, y que ahora se utiliza para servir a las grandes mayorías de este país, casi en gran proporción pobres y “clasemedieros”.
Los rechazos de la gente acomodada que minoría, y que no quieren que los pobres emerjan de su situación precaria, es como si les diera escozor, y por lo mismo se muestran desde racistas y ofensivos con los pobres y miserables, qué con el nuevo gobierno federal, que les ofrece una salida a una condición que les pretende cambiar el destino, como una realidad de la condición humana.
Las exigencias de los que han vivido en la opulencia del poder público o de la cercanía de los privilegios, se resisten a la nueva realidad nacional, que está rompiendo inercias y en una visión diferente se trata de darle oportunidades a los desposeídos del anterior sistema político o régimen en el poder.
Los que se rasgan las vestiduras, simplemente actúan, simulan y hasta hacen su propio juego en la osadía de enfrentarse al poder público que les abre las puertas a la crítica y hasta a las protestas, in que se afecten derechos de terceros.
Enderezar la nave, en la metáfora clásica, para darle rumbo y otros vientos que la lleven a buen puerto, no ha sido fácil, porque el modelo anterior, está sólidamente construido para ofender, abusar y lastimar a las mayorías de una población que por décadas ha resistido de manera estoica a la pobreza y los abusos del poder.
Vivir con miedo o con lo mínimo, despojarse de lo elemental, caminar para el ejercicio, hacer dieta forzosa y enfrentarse a la gente del poder fue parte de la vida misma, junto con otras situaciones de inseguridad, a lo que nadie protestó y simplemente se dejaba pasar, para luego simplemente aplicar el voto de castigo en los tiempos electorales y no dejarse seducir por las campañas políticas llenas de ofrecimientos, promesas insanas y hasta de sueños imposibles incumplidos.
Con el tiempo el hartazgo llegó al límite, las decisiones masivas de cambiar el rumbo y darle la oportunidad a otro partido nuevo, joven y sin experiencia en el poder, desconocido a todo o lo que sea, pero con la intención de cambiar el rumbo, ha sido simplemente de un ya basta.
Y así sucedió, la historia se está y se va, escribiendo en el día a día, a pesar de quienes apuestan a la polarización y a hacer la ya conocida apología del delito y la violencia, para pelear hasta por un cajón de estacionamiento como sucedió recientemente en un supermercado local porteño.
Ahora, aunque es pronto para juzgar al gobierno de Morena y las decisiones de las nuevas políticas públicas, todo conlleva a estar en la palestra del día de los medios de comunicación y las redes sociales.
La intención de cambiar al país con buenos deseos, manejos financieros eficientes, reestructuraciones del gasto público y el enfoque a dar impulso de cambio de destino a los pobres, ha sido suficiente para despertar entre mucha gente un gran odio por la Cuarta Transformación, que se empeña en cumplir directrices sociales y muy urgentes para el cambio de rumbo.
Cuando el cáncer, llega hasta los huesos de las propias instituciones públicas, las acciones y decisiones deben ir a contracorriente, lo que lógicamente dificulta el cambio de rumbo, porque los mares procelosos profundos, con huracanes y depredadores, están al acecho de entrar en acción a cada segundo, a cada minuto y de forma constante.
En la historia de la humanidad, pocos han sido los formatos de ayuda a los pobres, nunca se ha dado esa cultura, siempre ha sido la de ofender y explotar, humillar y sobajar para hacer más vulnerables a los débiles.
Por eso, hay que esperar, no hay una bola de cristal para adivinar el futuro, pero en el presente todos están atentos a la evolución del nuevo gobierno, que hace y como lo hace, que se dice y que no se dice. Así es en la democracia.
Por lo pronto, el presidente AMLO ha sido firme y decidido en sus convicciones y no se amedrenta, ni se dobla a lo que se ve una lucha de piedra con coyol. Al tiempo.
|
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto
Reservados todos los derechos 2018 |
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto
Reservados todos los derechos 2018 |