La renuncia a seguir siendo militante del PRI, del ex rector de la UNAM, José Narro Robles tendrá sus graves consecuencias. No se puede olvidar que la mayoría de sus anteriores dirigentes nacionales son también pumas de la máxima casa de estudios del país.

Por lo pronto, ya la directora de la revista Siempre, Beatriz Pagés Rebolledo también pintó su raya con el partido tricolor. El ideólogo Manlio Fabio Beltrones, padrino político de Héctor Yunes Landa anunció que no acudirá a votar en la elección interna del próximo once de agosto.

Los exgobernadores Fabio Beltrones como Dante Delgado Rannauro eran los consentidos del hombre leyenda de Veracruz, don Fernando Gutiérrez Barrios.

La desbandada que se avecina va a ser brutal, acusan a su dirigente nacional, Claudia Ruiz Massieu de haber inflado el padrón con 700 mil nuevos militantes que nadie sabe de dónde salieron ni que eran priistas. Ni siquiera tienen credencial de votar y posiblemente no sean mexicanos, ya que se trata de favorecer al aspirante Alejandro Hernández Cárdenas, apoyado por el expresidente Peña Nieto y amigo de Andrés López Obrador.

Ulises Ruiz e Ivonne Ortega también aspirantes al liderazgo nacional apoyan los motivos de Narro Robles para renunciar para siempre al partido tricolor que al igual que el PRD, viven su bochornosa agonía.

En el colmo de la cínica desvergüenza aceptan a poyar al equipo de futbol del América que decirse priistas.

Al filo de la navaja

Lleva dos días seguidos el presidente López Obrador con el mismo tema de la revocación del mandato, al parecer son muchas las quejas y severas críticas que recibe de algunos altos funcionarios estatales y repite su lema de que el pueblo pone y el pueblo quita.

Hay que entender que con él existe otro tipo de gobierno y no hay que aguantar seis años como en el pasado,  que los servidores públicos llegaban y se sentían que serían inamovibles. Las encuestas populares que están en marcha, solo se pondrá un sí o un no, para que permanezcan en sus puestos.

Lo raro del gabinete de Cuitláhuac

Resulta extraño que en la única secretaría donde encuentran desvíos del gobierno de Yunes Linares es en la de Educación, y es su titular Zenyazen Escobar él que trabaja horas extras para descubrir el cínico desfalco de recursos en la reparación de escuelas y mejorías para el magisterio, que se quedaban en otros bolsillos ajenos a los que venía etiquetados.

En cambio en las otras dependencias estatales existe una comprobada complicidad para encubrir a sus antecesores. Para los conocedores del sistema saben dejar en puestos claves a los funcionarios que les cubrirán las espaldas y son los hábiles intermediarios para recompensar el silencio de los morenistas.

No es secreto que en la Secretaría de Finanzas de las pasadas administraciones se hicieron múltiples operaciones ilegales, y que por ser empleados  sindicalizados y de base son los mismos que trabajaron con Duarte de Ochoa y Yunes Linares, quienes conocen a la perfección cómo se puede manipular los ingresos federales y los propios al antojo del funcionario en turno.