De acuerdo a la versión de la periodista del Diario del Istmo, Ana Isabel Cruz Hernández manifiesta que por los 22 asesinatos de reporteros que han ocurrido en el Estado de Veracruz, varios comunicólogos han decidido cambiar de oficio.

La actividad del redactor de noticias es muy vulnerable, a nadie de los funcionarios que ostentan el poder les resulta difícil aceptar una crítica aunque esta sea objetiva y rechazan que alguien los cuestione. Acostumbrados a recibir de sus subordinados solo pleitesías y apoyos, no reconocen sus equívocos y mucho menos algún tipo de censura a sus actividades oficiales.

Se olvidan que son solo servidores públicos y que tienen el derecho de réplica en el caso de que el periodista estuviera equivocado. Les resulta difícil a los miembros de la alta burocracia aceptar el diálogo y repudian cualquier pregunta que ellos consideran incómoda.

Al presidente López Obrador le atrae de manera muy especial las interpelaciones o las dudas de los periodistas, ya sean nacionales o extranjeros, es una tarea diaria la que se expone cuando se tiene la seguridad que su quehacer oficial solo tiene el propósito de servir al pueblo de México.

Situación muy diferente con lo que ocurre en Veracruz.

Volviendo al tema de la reportera Cruz Hernández sobre la retirada de los que practican este oficio de la información, también es debido a los drásticos cambios tecnológicos de las ciencias de la comunicación, que han provocado la desaparición de aquel hechizo mágico de las salas de redacción de los medios impresos y audiovisuales se haya esfumado, cuando la materia prima, que son las noticias, son rápidamente difundidas por otros medios instantáneos para su trasmisión.

Ello ha creado un nuevo estilo de periodismo de investigación donde la exclusiva tiene un papel preponderante. El por qué de los hechos, lo que se encuentra atrás y en el fondo de cada noticia.

Es el privilegio que tiene el escritor por su experiencia y los conocimientos que otorga la cultura.

La mayor obra de AMLO

De todos los proyectos que tiene planeado realizar el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador el de mayor trascendencia por el desarrollo que va a crear y los beneficios que dará al país, es el Corredor del Istmo de Tehuantepec.

Será la obra más importante de su sexenio, la que creará el mayor número de empleos por el establecimiento de grandes maquiladoras y empresas internacionales por las ventajas que otorga la comunicación interoceánica.

Coatzacoalcos pudiera convertirse en el nuevo Houston del Golfo de México y obviamente la terminal oaxaqueña de Salina Cruz superará a los puertos del Pacífico del Continente Americano.

Son contadas las personas que han valorado la importancia de este nuevo Panamá mexicano. Es justo reconocer que la gran mayoría de los candidatos presidenciales habían prometido en el desarrollo de sus campañas la realización de este ambicioso proyecto. Tuvo que ser alguien originario de la marginada zona del sur de México quien detonara este importante Corredor del Istmo que transformará esta región como la de mayor desarrollo de México.

La mala racha de varias décadas de la ciudad de Coatzacoalcos llegó a su fin.